594680-unrwa-palestin-gazaPublicado en la edición 04-11 de agosto 2014 en la revista The Nation bajo el título “The War on Gaza and the Cycle of Impunity”. Traducido con autorización especial.

Al cierre de esta edición, el tercer asalto de Israel contra Gaza en cinco años continúa ya en su segunda semana, sin que se alcance a ver un final. Hasta ahora, el ejército israelí ha matado a casi 200 palestinos –un 80 por ciento de ellos civiles, según las Naciones Unidas –y causado heridas a más de 1,300. Funcionarios israelíes se jactan de la precisión de sus ataques, pero la elevada tasa de bajas civiles, que se desprende de los ataques deliberados contra los hogares, así como hospitales, escuelas, cafeterías, un centro de rehabilitación para discapacitados, mezquitas y otros de la infraestructura no militar, trae a la mente la conclusión de columnista de Haaretz Gideon Levy, quien escribió: “El objetivo de la Operación de Protección Perimetral (Operation Protective Edge) es restaurar la calma; los métodos: la muerte de civiles. El lema de la Mafia se ha convertido en política oficial de Israel”.

logo-mainClaro está que la estrategia de Hamas de disparar cohetes mal dirigidos — unos 1,000 de ellos hasta la fecha — en contra de las ciudades israelíes es tan atroz como los mucho más mortíferos bombardeos israelíes; de hecho, ambos constituyen violaciones del derecho internacional y crímenes de guerra. Pero la muy desproporcionada tasa de bajas — hasta el momento un israelí ha muerto y los heridos son unos cuantos — expone la verdadera naturaleza de esta “guerra”, en la que uno de los ejércitos más poderosos del mundo utiliza aviones F-16, helicópteros artillados, drones y pesada artillería contra una población casi indefensa, encarcelada y sin ningún lugar para donde correr y ningún sitio donde esconderse.

El apoyo reflexivo de EUA a Israel por políticos de ambos partidos es de muchos años y no sorprende a nadie. Aun así, ha sido chocante y vergonzoso escuchar a la Casa Blanca y a diplomáticos de EUA repetidamente expresar apoyo por el “derecho a la autodefensa” de Israel, al tiempo llovía bombas y misiles haciael pueblo de Gaza. Gran parte de los medios de comunicación estadounidenses repiten clichés trillados ​​sobre el “ciclo de violencia”, como si el conflicto hubiese comenzado cuando tres jóvenes israelíes fueron secuestrados y asesinados. Lo que se ha perdido entre el frenesí de los medios ha sido el contexto más amplio de esta última ronda de derramamiento de sangre. El colapso del mal iniciado proceso de paz durante la primavera había creado un vacío peligroso. El Secretario de Estado John Kerry en su mayoría atribuyó la falla al implacable proyecto de colonización de Israel. Israel, por su parte, culpó al acuerdo entre Hamas y la Autoridad Palestina, el cual tomó la decisión de destruir.

El gobierno tuvo la oportunidad con el secuestro de los tres adolescentes: Aunque en cuestión de días la policía israelí estaba casi segura de que los adolescentes habían sido asesinados –y casi con seguridad por matones independientes en lugar de agentes de Hamas agentes — el Shin Bet impuso una orden de silencio sobre los medios de comunicación mientras lograba detener a cientos de miembros de Hamas. Al mismo tiempo, el gobierno montó la campaña #BringBackOurBoys — un cruel engaño a los angustiados padres y también parte de una estrategia para fomentar la histeria pública contra los palestinos en general y Hamás en particular. Funcionó — quizás mejor de lo previsto, ya que una ominosa atmósfera de pogromo cubrió el país cuando se encontraron los cuerpos de los adolescentes, con el mismo Netanyahu tuiteando un llamado a la  “venganza por la sangre de un niño pequeño”. Los ataques de turbas culminaron en la linchamiento de un adolescente palestino.

Lograr un alto el fuego será difícil, dadas las agitaciones regionales — una razón más para que los gobiernos europeos y regionales intensifiquen sus esfuerzos. Pero a menos que se aborden las cuestiones más profundas — continuará el ciclo no de la violencia, sino de la impunidad. La impunidad es lo que sucede cuando un agresor fractura las normas del derecho internacional y los derechos humanos básicos y, sin embargo, nunca tiene que rendir cuentas, con lo cual queda libre para cometer los mismos delitos una y otra vez. Eso es lo que estamos viendo ahora, y eso es exactamente contra lo que tan proféticamente advirtió el Informe Goldstone — las conclusiones por las Naciones Unidas de la investigación de la Operación Plomo Fundido en el 2008-09.  Dijo entonces que llevar ante la justicia a quienes cometieron crímenes de guerra — Israel y Hamas — era tal vez la única manera eficaz de prevenir una nueva ronda de violencia.

EUA fue quien impidió que las recomendaciones del Informe Goldstone obtuvieran una audiencia justa en la ONU — y EUA, la única superpotencia mundial, el financista clave del ejército de Israel y defensor incondicional de Israel en los foros internacionales, tiene profunda responsabilidad por la continuación de la ocupación de décadas de duración. El Congreso y la Casa Blanca pueden parecer una fortaleza inexpugnable para los que luchan por la justicia en este asunto. Pero nunca se debe subestimar el poder de la acción sostenida por parte de las bases. La campaña para llevar a Israel ante la justicia es limitada pero cada vez mayor, y los medios de comunicación y los políticos lo saben. El hecho es que, con la existencia de grupos como J Street y Jewish Voice for Peace, ya no es un suicidio político para hacerle frente a AIPAC y sus parientes. Es nuestra responsabilidad, como ciudadanos de EUA y los ciudadanos del mundo, obligar a los políticos para que hagan lo correcto y obligar a Israel a poner fin a su ocupación y conceder finalmente la libertad a Palestina.

Artículo en inglés

Foto ONU