
La ‘revolución política de Bernie Sanders‘. Algunos dicen que los Clinton, el matrimonio político más poderoso de EUA, ya estaban escogiendo el color de cortinas con que decorarían la Casa Blanca, mansión donde sumidos en escándalos de faldas y persecuciones por la ultraderecha estadounidense vivieron entre 1992 y 2001.
Era fácil pensar así. Los republicanos se encuentran sumidos en una sucia guerra civil por ver quién es más extremista en sus posiciones contra los trabajadores, los pobres, los derechos de las mujeres, minorías étnicas, e inmigrantes y refugiados. Once hombres y una mujer han gastado cientos de millones de dólares — en efecto comprando cada uno de los votos en las elecciones primarias.
Desde hace seis meses, ya los republicanos venían discutiendo a mordizco limpio.
El campo parecía despejado para Hillary Clinton, quien con uno de los currículos más impresionantes de la capital, es una institución y maquinaria política.
Originalmente, fueron 4 los precandidatos demócratas — dos se han retirado ya ya nadie los recuerda.
Solo queda Bernie Sanders, que ha resultado ser un serio obstáculo para Clinton y su séquito.
El senador independiente por el estado de Vermont, que colabora con la bancada demócrata y, quien en mayo 2016 se postuló a la presidencia, como “socialista y demócrata”.
Bernie Sanders pide una “revolución política” — nada menos que eso — que devuelva el poder político al pueblo. Dice que los grandes intereses financieros del país controlan a los legisladores de ambos partidos, y no representan al pueblo trabajador.
Con su mensaje progresista, sus canas y fuerte acento de Brooklyn, Bernie Sanders ha inspirado a la juventud del país. Ello ha significado un enorme problema para Hillary, el cual luego de los resultados en los caucus (asambleas) de Iowa promete empeorar.
Grace Wyler publica en Vice una nota titulada “Cómo Bernie Sanders se le midió a Hillary Clinton en Iowa”.
Señala que ha sido el resultado más cerrado en la historia de los caucus (asambleas) de Iowa. En seis casos, indica, el resultado se definió con una moneda (cara o sello), que por causalidad extraña ganó Hillary.
Al final de cuentas, Hillary quedó con 23 delegados, Sanders con 21.
Aún así, es difícil ver los resultados del lunes como algo más que una victoria para Sanders, algo bastante difícil de imaginar cuando el Socialista Demócrata, como él se describe a sí mismo, anunció su campaña en una conferencia de prensa en Washington durante la primavera pasada nada. Solo en diciembre pasado Sanders estaba rezagado de Clinton por cifras de dos dígitos en la mayoría de las encuestas en Iowa. A pesar de que sus números aumentaron en las semanas previas a los caucus (asambleas), la sabiduría convencional sostenía que el entusiasmo que su campaña estaba generando entre los jóvenes y liberales no sería lo suficiente para superar la organización superior de Clinton en el camp. Los partidarios de Clinton vienen argumentando desde que se postuló: la ex primera dama, senadora por Nueva York, y Secretaria de estado tiene la hoja de vida más fuerte en el campo demócrata, y una historia de que le reboten los ataques por parte de los medios de comunicación de la derecha. Pero incluso después de que ella desplegara enormes recursos en Iowa, no pudo obtener una victoria convincente sobre Sanders, que representa el tipo de progresismo de base que ella misma jamás ha compartido ni tenido la capacidad de inspirar.
Palabras de Erika McCroskey, activista pro Bernie Sanders. “Le tengo mucho respeto a Hillary, pero para mí Bernie es consecuente. Clinton recibe apoyo de quien se lo de, de los Super Pacs y sus honorarios por discursos. Así es que debe ser la democracia. Y yo creo en él”.
Esta es la revolución política de Bernie Sanders.
Foto via Vice