El sobrepeso, e incluso la diabetes, causados por el azúcar refinado son los menores de los males de la substancia que en EUA se consume en cantidades superiores a las 90 libras anuales por cabeza, dice Gary Taubes en el New York Times Magazine.

El peor efecto puede ser que aumenta la resistencia a la insulina, lo cual ha sido vinculado con ciertos cánceres.

En ese sentido, y si los argumentos de Taubes, autor del libro Why We Get Fat, son válidos el azúcar refinado ocupa un puesto de honor, junto al tabaco y el alcohol, entre las plagas modernas. Plagas responsables por muchas muertes y que con algunos cambios de hábitos se pueden evitar.

Taubes explica que al consumirse en grandes cantidades el azúcar afecta como ninguna otra substancia la manera que el cuerpo metaboliza la fructuosa y ello conduce a altos niveles de insulina. Esta relación se documentó en EUA a comienzos de la década del 2,000, cuando el consumo de azúcar logró su punto más alto en EUA y una de cada tres personas sufría de obesidad mientras 14 millones de personas eran diabéticas.

Pero la causa de los elevados niveles de insulina pueden ser el azúcar.

Dice que algunos investigadores aseguran que la resistencia a la insulina no lo produce la gordura únicamente, sino la dieta. “Si el azúcar causa la resistencia a la insulina” dice “es difícil evitar la conclusion de que el azúcar causa cáncer — al menos unos cánceres”.

Apunta que muchos investigadores médicos, igual que él mismo, han dejado de consumir todo tipo de azúcares refinados.

Agrega que el metabolismo puede cambiar rápidamente, prueba de que nunca es demasiado tarde para dejar el azúcar: le endulzaría la vida.

Artículo en inglés

Foto cortesía de myklroventine via flickr