Premio Nobel de la Paz 2017Cuando Beatrice Fihn, la directora ejecutiva de ICAN (International Campaign to Abolish Nuclear Weapons) se enteró de que su organización había ganado el premio Nobel por la Paz 2017, ella creyó que le estaban tomando el pelo.

Pero fue así.

Y bastante apropiado para estas efervescentes días cargados de temores de que dos adversarios que se han insultado mutuamente frente a un mundo horrorizado lleguen al punto de no retorno y con su impulsiva e irresponsable agresividad aprieten el botón.

Y nos jodamos todos.

Fue ésta una semana de broncas intestinas en la administración Trump, de tiroteos, masacres sin sentido y heroismo, que culminó con nuevas declaraciones del presidente Trump sobre Corea del Norte. Y amenazas atribuídas a Kim Jong-Un en el sentido que su nación está a punto de ensayar un misil con capacidad de alcanzar la costa Pacífica de EUA.

Y mientras que el mundo pide negociación y diálogo, Trump ha dejado saber que tal ruta es en realidad “una pérdida de tiempo”, como le indicara por Twitter a su Secretario de Estado, Rex Tillerson.

Con este último las relaciones presuntamente van a mal de peor, según informó NBC News. El Secretario de Estado, que anda cabizbajo y con una perpetua cara de estreñimiento, estuvo al borde de la renuncia y se refirió al presidente como un “puto imbécil” (fucking moron).

Ello le costó la humillante conferencia de prensa donde aduló al presidente, reiteró su apoyo a la política exterior del mismo, y negó que hubiera amenazado con dimitir. Pero se abstuvo de negar el lenguaje frondío con que se había referido a su jefe.

Esto puso a Trump más furioso, según informes. Públicamente ha dicho que son “noticias falsas”. 

Pero tras puertas cerradas causó un gran escándalo.

Esta semana también hemos visto al comandante en jefe de los ejércitos imperiales visitar la colonia de Puerto Rico, donde distribuyó toallas de papel.

Luego, se ha puesto la cachucha de “Consolador en Jefe”, visitó Las Vegas y pronunció un solemne discurso de respeto a los 58 caídos en la más reciente masacre masiva.

La relación entre Trump y Tillerson no tiene futuro, sostienen muchos analistas políticos. Una de las razones primordiales por la  permanencia de éste en el gabinete podría ser porque dejarlo ir daría una impresión de divisiones internas.

Rexit — como se conoce la salida de Rex Tyllerson — podría ocurrir antes de fin de año. O mucho antes. O no ocurrir.

Tampoco es que quedarse en el gabinete de Trump debe ser muy agradable para Tillerson, quien por años fue el mandamás en ExxonMobil, una de las empresas más grandes del planeta.

Hoy día, tiene que tolerar las rabietas e insultos de su jefe.

El gabinete de Trump sigue enfrentando una serie de cuestionamientos sobre viajes de varios Secretarios (ministros), que han gastado millones de dólares de los contribuyentes alquilando aviones privados, o pidiendo aviones militares, para muchos de sus viajes. La semana pasada tuvo que renunciar el Secretario de Salud, Tom Price por estas razones.  Otros más están siendo investigados.

Ello proyecta una pésima imagen para una administración que llegó a la Casa Blanca criticando los abusos de los demócratas.

Pero esta no es la única preocupación que acosa a la gente de Trump.

Mientras tanto, iguen avanzando las tres investigaciones sobre el escándalo “Russiagate”: 1) sobre la influencia de Rusia en la campaña, 2) la posible colusión de intereses, y 3) posible obstrucción de la justicia.

Esta semana se hizo público que investigadores del Fiscal Independiente Robert Mueller habían hablado con el autor del llamado Dossier sobre Donald Trump. Este “Dossier”, preparado por un ex agente de la inteligencia británica, presuntamente contiene todo tipo de detalles sobre la relación de Trump con intereses rusos.

“De hecho, el dossier afirma que FSB, la agencia de espionaje rusa, posee un video de Trump pidiendo a prostitutas que se orinen en una cama en una habitación de hotel en Moscú donde una vez se quedaron el ex presidente Barack Obama y la primera dama Michelle”.

Se hizo púbico a comienzos de año pero fue rápidamente descartado como ficción total.

Hoy día parece estar adquiriendo credibilidad.

La investigación sobre Rusia pone furioso a un presidente a quien se le salta fácilmente la piedra.

Se le escapa de las manos y sencillamente no lo puede parar. Lo último es que su equipo legal ha optado por una táctica nueva, colaborando al máximo con el Fiscal Mueller, buscando que pronto se llegue a una conclusión que exonere al primer mandatario. Buena suerte.

El Trump que vimos esta semana apareció jovial, siempre jactándose de los logros de su administración, siempre usando superlativos, siempre los mismos. Será un maestro para insultar mediante apodos a sus adversarios, y un virtuoso del arte de comunicación por Twitter. Pero como orador definitivamente no es Demóstenes. 

Esta semana, el presidente optó por enviar mensajes crípticos, que han dejado a todos perplejos. Posando con un grupo de militares, dijo que la reunión podría considerarse “la calma antes de la tormenta“. El sábado agregó que sobre la crisis en Corea, “solo funcionará una cosa”. 

Y ello recuerda, por si fuera preciso recordar, que el mundo sigue al borde de un cataclismo nuclear — sabia la decisión del Comité Nobel de reconocer la labor de ICAN. Ojalá ellos puedan.

Otra semana que pasó en EUA.

Carlos F. Torres

 

Carlos F. Torres
Director, El Molino Online
New York, NY 10/08/2017

 

 

 

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