Luego de las explosiones que sacudieron a Bruselas el martes cobrando un aterrador saldo de más de 30 personas y unos 200 heridos, muchos de ellos de gravedad, la solidaridad del mundo ha llovido con la ciudad y sus víctimas.
Como sucedió en previos ataques a otras ciudades, muchas de estas muestras de solidaridad han consistido de imágenes que simbolizan Bruselas o Bélgica, entre ellas el Manneken Pis, el tricolor nacional, manos juntas y otros.
Una de ellas, sin embargo, evoca un pasado colonial de brutalidad y el racismo, de lo que fuera el imperio inciado por Leopoldo II, uno de las grandes canallas del colonialismo del siglo 19.
Se trata de Tintin, el emblemático periodista ficticio cuyas aventuras en bandas de dibujos cautivaron la imaginación de niños y niñas durante las décadas de los 30, 40 y 50, que precedieron el consumo masivo de la televisión (por no decir internet).
Una de estas imágenes que ha recorrido el mundo muestra a Tintin derramando lágrimas.
Tintin, creado por el caricaturista Georges Remi bajo el nombre de pluma Hergé, es un personaje polémico que glorifica un pasado colonial.
Hergé fue contribuidor de la publicación Le Petit Vingtième, donde la tira Tintin inició su vida. Tintin luego se mudó a Le Soir, periódico que durante la Segunda Guerra Mundial colaboró con la ocupación de los nazis.
En una de sus primeras aventuras, Tintin viaja al Congo donde encuentra un misionero blanco y la población negra aparece como simplones — adultos con la inteligencia y el comportamiento de negros.
En su viaje a América, los nativos americanos con los que Tintin entra en contacto aparecen de similar manera.
En la mayoría de sus aventuras, Tintin glorifica un mundo colonial, en el que el europeo domina porque es superior, poseedor de gran bondad, infinita sabiduría y presto a tomar las decisiones en beneficio de estas razas inferiores.
Es cierto que con el pasar de los años, las subsecuentes ediciones que Tintin, traducido a numerosos indiomas, fueron cambiando el tono imperialista.
Dado el racismo que fomentan los ataques por terroristas musulmanes (en EUA solo basta escuchar las declaraciones de los candidatos Donald Trump o Ted Cruz), la imagen de Tintin solo puede agitar el racismo.
Mejor el tricolor.
O las manos.
El niño haciendo pipí.
¡O las papas fritas!
