Cruealdad a animales¿Son terroristas los activistas pro derechos animales? La explotación propagandística del término “terrorismo” ha producido extenso daño a través del planeta especialmente en lo relacionado a la criminalización del activismo político como el movimiento contra la crueldad a los animales, escribe Glenn Greenwald en The Intercept.

El periodista que trajo al mundo los documentos de Edward Snowden cuestiona que a activistas pro derechos de los animales se les acuse de terrorismo, mientras que a Dylan Roof, asesino de nueve personas afroamericanas en una iglesia negra en Charleston no lo consideren como tal.

Caso ilustrador, dice  es el arresto, bajo los cargos criminales de terrorismo doméstico, de los activistas Joseph Buddenberg y Nicole Kissane. Ambos han sido acusados de soltar miles de visones de criaderos, donde se les mantiene bajo terribles condiciones antes de sacrificárseles para la preparación de abrigos de visón.

No hubo daños a la propiedad ni se perdieron vidas humanas; aún así podrían enfrentar décadas presos.

Greenwald atribuye varias razones a la “fijación” del gobierno con castigar a los activistas. Una es “que las industrias más amenazadas por este activismo tienen poder incontrolable en Washington, siendo prácticamente las dueñas del Congreso sin oposición, llenando con sus compinches los organismos pertinentes”.

Otra razón, dice Greenwald, es que este movimiento es impulsado por activistas comprometidos que están dispuestos a sacrificarlo todo — hasta sus propias vidas — para impedir las crueles masacres de animales. “Produce gran temor en los servidores públicos de la industria que la causa de los derechos de los animales esté ganando fuerza en todo el mundo”.

Fernando Botero
Fernando Botero

Además, el movimiento emplea tácticas creativas y convincentes que pueden hacer que el público cambie de opinión. “[…] el salvajismo, la tortura y el sadismo que hacen tan rentable a estas industrias será tolerado colectivamente únicamente si no nos obligan a enfrentar su realidad. Ello, por ejemplo, explica por que el Departamento de Justicia de Obama está luchando con desesperado ahínco la publicación de fotos de las torturas en Guantánamo y por qué se ha castigado tan severamente a los denunciantes: pocas cosas son más amenazadora para los intereses del status quo que la verdad revelada en su forma más visceral”.

Artículo en inglés