Juan-Manuel-26-300x270Uribe es Uribe lo demás es otro cuento.

No recuerdo yo a político alguno que hay resuelto crear un partido político para luego ponerle su nombre.

Ni a Hitler, ni a Lenin ni a ninguno de los grandes caudillos.

Lo de Uribe es único.

Su movimiento que se llamaba el Puro Centro Democrático no despegó.  Ni las ideas, ni las propuestas tienen audiencia si no son de Uribe.

Entonces se inventaron el poético y gramaticalmente perfecto nombre, Uribe Centro Democrático.  La foto de los afiches de la convención deja muy claro el mensaje: se trata de Uribe, el centro y lo democrático son adornitos.

Tampoco recuerdo a ningún político a quien se le acepte constantemente que se pase por la galleta la democracia de forma tan abierta, todo en nombre de la salvación de la patria.

URIBE

El cuento es más o menos así.

Desde el 8 de agosto de 2010, Uribe molesto por nombramientos que a él le parecían inaceptables, se fue a la oposición. Sus críticas y ataques, siempre desde una bien orquestada campaña en tweeter a la que hacen eco sus  escuderos, se fueron arreciando a medida que Santos creía corregir el rumbo apartándose, es cierto, del que había trazado su “elector”.

El acercamiento con Chávez y Correa y el diálogo con las FARC han sido catalogados por Uribe y sus seguidores de traición a los principios que llevaron a Santos a la presidencia. Según el discurso uribista Santos desmontó la seguridad democrática para “entregarle el país a Chávez y a los terroristas”.

Todo vale. Nada más alejado de la realidad, pero nada más cercano al imaginario de los colombianos.

Vino el fallo de la Corte de la Haya, fallo que Uribe había prometido respetar siendo presidente.  Salió al contrario de lo que esperaba Uribe cuando dijo que lo aceptaría.

Todo vale. Colombia debía rechazar el veredicto y enviar los buques de guerra a proteger nuestra soberanía.

Fácil de decir en tweeter. Imposible de ejecutar para un gobierno que entiende los riesgos que conlleva desconocer un fallo de una instancia internacional, por malo que sea el fallo.

Le toca pues a Uribe salvar la patria.

Vino la apuesta electoral.  Tres años de oposición constante que contrasta con un gobierno que no muestra resultados han consolidado a Uribe como la alternativa que los colombianos quisieran, pero él no puede ser presidente otra vez a menos que vuelva a hace cambiar la constitución como en 2006.

Se diseñó una estrategia con dos ejes, una consulta popular para determinar el candidato de Uribe (quitémosle el centro democrático al nombre) a la presidencia y una lista cerrada para el Senado de la República encabezada por Uribe y  conformada por sus más fieles seguidores, ninguno de los cuales tiene votos.

Dejan por fuera de las listas, obviamente a los cuatro precandidatos, Pacho Santos, Carlos Holmes, Luis Alfredo Ramos y Oscar Iván Zuluaga.

Pachito y Luis Alfredo picaron en punta y se esperaba que la candidatura se definiera entre ellos dos en la consulta que coincidiría con las elecciones legislativas en las que Uribe aspira a elegir entre 25 y 30 senadores.

Se atravesó la Corte, que costumbre esa de la Corte de atravesársele a Uribe.

En una de esas ignominias jurídicas que hacen que un crimen cometido hace tres años no hay sido resuelto, mientras una figura de la política nacional es considerado un delincuente  tan peligroso que debe ser encarcelado, detuvieron a Luis Alfredo Ramos.

Quedaba Pacho que tenía de los votos de opinión, tan necesarios para la avalancha electoral que Uribe necesita para cumplir con el objetivo de más de cuatro millones de votos por su cerrada lista. El candidato que tenía la maquinaria, en la cárcel y los otros dos sin posibilidad de derrotar a Pachito en la consulta.

Demasiada democracia, Pacho Santos no gustaba como candidato. Cambiaron las reglas.

Uribe dijo que no le gustaba la consulta. Le montaron una convención en tres semanas.

Reunieron a más de 1300 uribistas provenientes de las regiones.

Cada precandidato tenía derecho a llevar a 150 delegados. Estaban los cien candidatos de la lista de senado y 167 de las listas de cámara, o sea otros 267 votos amarrados para votar por quien dijera mister president.

Es decir que de arranque había 717 votos amarrados y 633 “libres”.

La coordinación de la escogencia y acreditación estuvo a cargo de Fabio Valencia Cossio, uno de los más hábiles manzanillos que hay en Colombia y de María del Rosario Guerra que no se le queda tras.

El único que tal vez los supera es…Álvaro Uribe V.

El día de la convención Se divulgó una encuesta que le daba a Pachito 55% de preferencia entre los entrevistados que decían que votarían por la lista de Uribe.

La convención tuvo de todo en materia de organización y logística.

Caos y desorden hasta que Uribe puso orden.

Discursos encendidos, todos guerreros. Promesas locas como la de agredir a  Nicaragua si ganan las elecciones.

El resultado ha sido sorpresivo.

No he logrado conocer el número exacto de participantes, pero digamos que eran 1350.  Oscar Iván Zuluaga ganó con el 56% de los votos, es decir algo así como 756 votos.

Se sabe que Zuluaga era el candidato de Uribe así que se puede colegir que de arranque obtuvo sus 150 votos más los 267 amarrados por Uribe, es decir que Zuluaga aseguró 417 votos antes de la convención.

Sorpresivamente logró otros 339 votos de delegados no comprometidos, más del 50% de los delegados no comprometidos.

Cáspita, se debe preguntar el director de la agencia de encuestas ¿cómo pudimos equivocarnos tanto?  En efecto según esa encuesta Zuluaga tenía el 8% de la intención de voto entre los uribistas encuestados y acabó con más del 50% de los votos.

No hay sino una posibilidad, se pasaron la democracia por la faja.

Toda la convención estaba amarrada.

Pobre Pachito ¿y ahora quién podrá defenderlo?

A mí me cuesta ser uribista justamente porque creo que hay otra forma de hacer política. No me gusta el todo vale.  No me gusta el discurso guerrero porque es el discurso fácil de decir, es el discurso atractivo pero las acciones que de este resultan nos llevan a continuar el baño de sangre.

Pero a todo señor todo honor, Uribe volvió a salirse con la suya.

De pronto nos sorprende y elige a Oscar Iván Zuluaga presidente con un congreso controlado por Uribe.