Juan-Manuel-26-300x270Mi columna anterior planteaba “lo demás es cuestión de repartir la mermelada y mantener la corrupción en sus justas proporciones que es lo que se viene haciendo en Colombia desde hace un buen rato” para significar mi angustia ante lo que implica la generalizada opinión que la elección presidencial del año 2014 será entre Santos y Uribe/Zuluaga o Zuluaga/Uribe.

Los lectores merecen una explicación de la dureza y el cinismo que caracterizan esa columna.

Es que son los mismos.

Santos ministro de Uribe, Zuluaga ministro de Uribe.

Santos miembro de una tradicional familia bogotana, de periodistas y empresarios de los medios, exitosos, comprometidos con el país.

Zuluaga de una tradicional familia de provincia, industriales exitosos, colombianos orgullosos y comprometidos con la responsabilidad social y con el desarrollo.

Ni Santos ni Zuluaga tienen nada de malo.

Por el contrario son ambos admirables, como lo es Uribe quien fuera el jefe de los dos y ahora el principal contradictor de uno y el jefe del otro.

Si, así nos quieran hacer creer que son distintos, no lo son tanto.

Tristemente la opción diferente, transformadora no aparece, tal vez no existe.  Por un breve lapso, en 2010, apareció lo que se llamó la ola verde, llena de esperanza.  Se hundió en medio de una inexplicable autodestrucción de un candidato que lo tenía todo.

Veamos un poco el mapa de las opciones políticas de los colombianos.

Comencemos por la coalición que apoya al presidente Santos.  La base del “santismo”, que según Semana no existe, es liberal y anti Uribe.

En efecto está conformada por el Partido de la U, de origen fundamentalmente liberal, por el movimiento Cambio Radical en el que no hay sino liberales y el partido Liberal.

Pegados con babas en la Unidad Nacional aparecen un grupo de conservadores siempre dispuestos a cambiar su voto por notarías o  burocracia o contratos, o las tres. Y un pequeño sector verde encabezado por Lucho Garzón y Alfonso Prada, cuyas razones para estar en la coalición no acabo de entender.

e dicen de centro.

Han estado con Santos y con la relección no anunciada y ahora anunciada, desde el vamos.

Representan el ideario social demócrata. Defienden el libre comercio. Muchos de ellos son corresponsables de la ley de víctimas y de reformas progresistas en materia agraria pero defienden la inversión privada en la agroindustria así sea en grandes latifundios.  Se la han jugado por el proceso de paz.

A la re elección se enfrenta la coalición que apoya a Oscar Iván Zuluaga, el Uribe CD.

Está conformada por liberales que siguieron a Uribe desde 2002, a quienes se han unido los conservadores doctrinarios, la derecha dura, y un par de gamonales políticos tradicionales como Joselito Guerra y Fabio Valencia Cossio que según Pachito Santos fueron los que amarraron la convención y le raparon la candidatura que él tenía ganada

La base de su discurso es el anti santismo.

Defienden la Seguridad Democrática, estrategia de lucha contra el terrorismo y la delincuencia, en ese orden, convertida en doctrina por sus ideólogos. Promueven el estado comunitario, las redes de informantes, el asistencialismo y el caudillismo. Están en contra de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y del matrimonio igualitario.

Han construido una dura crítica al proceso de paz.

Han estado en una oposición radical y a veces oportunista, rodeando al caudillo, desde el día en que su pupilo Santos se atrevió a nombrar ministros sin consultarle y a enmendar la plana en materia de relaciones con nuestros vecinos.

No le temen al discurso guerrerista, a las FARC hay que aniquilarlas a sangre y fuego, a Nicaragua agredirlo y con Venezuela mantener la pelea casada por Uribe.

Entre una y otra se mueve el partido conservador, dependiendo de donde estén sirviendo la sopa de lentejas. La ideología social conservadora, con su rostro humano, ha sido exterminada por las ideas de extrema derecha mientras los “políticos conservadores” se reparten la burocracia, las notarías y uno que otro botín como el producto del saqueo de la Dirección de Estupefacientes.

Me atrevería a plantear que más del 70% del congreso que se elegirá en Marzo de 2014, tanto senado como cámara, estará conformado por parlamentarios de estas dos corrientes.  Uribe CD propone una renovación, su lista para el senado no incluye políticos tradicionales, o muy pocos, apenas una que otra hija, nieta o esposa.

Triste, sin embargo pensar que la renovación venga de un movimiento que ya gobernó durante ocho años y que es políticamente controlado por gente como Fabio Valencia o Joselito Guerra, según denuncia Pacho Santos.

Aunque el discurso es radicalmente distinto, me atrevería a pensar que con diferentes estilos, los gobiernos de Zuluaga o de Santos serían parecidos en temas esenciales, o en la ausencia de propuestas y acciones sobre temas esenciales.

En realidad más que a una confrontación de ideas y de conceptos sobre la Colombia que queremos nos enfrentamos a la confrontación entre el anti santismo y el anti uribismo.

¿Y las opciones?

Las que renuevan la democracia, las que le abren camino a nuevos ideales, a nuevas generaciones, a nuevos modelos, ¿en dónde están?

Veamos.

La alianza Verde es una colcha de retazos ideológica en donde cabe el progresismo ex guerrillero de Petro y Navarro Wolff junto con la moderación pragmática de John Sudarsky y el oportunismo de Enrique Peñaloza e Ingrid Betancur.

Lo único valioso que tuvo dicha alianza fue la frescura de las ideas que proponían Sergio Fajardo y la pedagogía de Antanas Mockus.

Triste, el país les creyó, pero ellos no creyeron en ellos.

La otra opción es el Polo Democrático Alternativo que le entregó a Bogotá a un candidato que llevaba la corrupción en el ADN.  Recordemos que la modernización del concepto de corrupción se la inventó, el primer yerno, Samuel Moreno Díaz, esposo de la capitana, durante la dictadura de su suegro Gurropín.

No es extraño que las coimas y sobornos se repartieran en la casona de la Capitana en Teusaquillo.

Su candidata actual, Clara López Obregón, Secretaria General del régimen del carrusel de la contratación, cree haberse redimido con una discreta gestión de la capital cuando reemplazó a Samuel Moreno.

Falta que nos explique como pretende ser presidenta una persona que no se dio cuenta que en el despacho de al lado, el del alcalde, se estaba fraguando y ejecutando el peor asalto al tesoro público del que se tenga noticia en Colombia.

¿Dónde estaba?

Su partido tiene la responsabilidad histórica y política de mentado asalto.

Será que a los del Polo nadie les va a preguntar ¿cuánto se habrían ahorrado los bogotanos, cuánto se hubiera invertido en los más necesitados si en lugar de mirar para el otro lado, apoyados en sofismas leguleyos, hubieran colaborado para sacar a escobazos a los ladrones que ellos eligieron?