A menos que suceda un acontecimiento de proporciones bíblicas, las horas en el poder están contadas para Hosni Mubarak el autócrata egipcio que por sexto día consecutivo enfrenta movilizaciones masivas sin precedente en el mundo árabe con un creciente saldo en vidas, destrucción y caos generalizado.

Informa el Huffington Post que pandillas de hombres armados atacaron por lo menos cuatro cárceles a través de Egipto en la madrugada de el domingo, ayudando a liberar a centenas de militantes islámicos y miles de otros reos, mientras que la policía se desaparecía de las calles de Cairo.

Según la Reuters, más de 100 personas han muerto en las protestas. Pero David D. Kirpatrick y Alan Cowell dicen en el New York Times que esta cifra podría ser más elevada.

Centenas de vehículos blindados del ejército y miles de tropas no han logrado controlar las pandillas armadas de jóvenes con armas y mazos, incendiando edificios, destruyendo automóviles y robando libremente. Por lo menos un centro comercial ha sido saqueado, igual que el Museo de Egipto donde fueron destruidas dos momias.

Al Jazeera English dice que jets y helicópteros de la aviación egipcia sobrevolaban a baja altura las calles de Cairo durante la tarde del domingo.

El gobierno de EUA ha pedido a sus ciudadanos que evacúen el país y el lunes comenzará a enviar aviones para retirarlos. Otras naciones piensan hacer lo mismo

Informa Radio Francia Internacional que en una declaración conjunta, Nicolas Sarkozy, Angela Merkel y David Cameron pidieron a Mubarak “iniciar un proceso de cambio” frente a las “reivindicaciones legítimas” de su pueblo y a “evitar a toda costa el uso de la violencia contra los civiles”.

Agrega el New York Times que algunos en Cairo creen que el gobierno ha permitido que se desencadene el caos generalizado para justificar la mano dura.

En los seis días desde que estalló la crisis, Mubarak ha implementado una serie de reformas cosméticas, que no han logrado aplacar la ira popular. Primero exigió la dimisión de su gabinete. Luego, nombró por primera vez desde que tomó el poder, a un vicepresidente, Omar Suleyman, actual jefe de inteligencia y hombre de confianza. También habló de reformas económicas y políticas.

A la par con las medidas políticas optó por la mano dura. Incialmente desplegó miles de policías anti motines a las calles, que no obstante el uso de cañones de agua, balas de caucho, gases lacrimógenos y otras técnicas de control urbano, fueron incapaces de detener a los manifestantes. Igual, revocó las credenciales de prensa de Al Jazeera, la emisora de televisión por cable de mayor audiencia en el mundo árabe, que viene reportando la situación las 24 horas al día. Y detuvo centenas de personas.

Para el gobierno de EUA, que ha invertido enorme capital económico y político en una relación a lo largo de 30 años, la situación es altamente compleja. No puede promover la democracia en una región y ser a la vez el principal aliado de un régimen caduco, claramente desprestigiado y visiblemente represivo.

Igual, Mubarak y Egipto han sido aliados claves en toda la geopolítica de EUA en la región, desde el conflicto en Palestina a las intervenciones en Iraq y las relaciones con el mundo árabe.

La actual situación presenta dos interrogantes. Uno es el papel de la Hermandad Musulmana, el grupo militante islamita que por años viene luchando contra el régimen de Hosni Mubarak buscando una república islámica.

El otro es primero Tunisia, luego Egipto, ¿qué y quién viene después?

Foto y más información en inglés Al Jazeera English

Más información en inglés Huffington Post

Más información en inglés New York Times

Más información en español Radio Francia Internacional

[vsw id=”3qQTzLoKYF4″ source=”youtube” width=”425″ height=”344″ autoplay=”no”]