Tiene los elementos de una película de miedo japonesa: un monstruo ataca uno de los principales centros urbanos del mundo. Los atacantes poco a poco van tomando territorio mientras que, aterrorizados, los habitantes no saben qué hacer.

Esta es la realidad que se vive en la Gran Manzana con una infestación histórica de chinches de cama, los asquerosos insectos que viven con nosotros y se alimentan de nuestra sangre mientras dormimos.

Y en últimos meses han saltado de las camas a oficinas, tiendas, cines, monumentos turísticos, escuelas y muchos otros sitios donde se congregan los neoyorkinos.

Ello significa que, cada mañana no solo nos vamos a levantar rascando picaduras, sino algo más pobres.¿Por cuánto? No se sabe, pero lo suficiente para alarmar al alcalde de New York Michael Bloomberg que ha manifestado su preocupación por el efecto que pueden tener los chinches en la industria turística de New York, que genera unos US$30,000 millones anuales, indica la revista Time.

Dice un turista citado, “Parece que se le pueden prender a uno en cualquier parte sin que uno se de cuenta si no hasta llegar a casa”.

Muchos turistas están optando por pasar sus vacaciones en sitios donde no tengan que rascarse tanto, agrega.

Ahora bien, que tan generalizada es la situación? Esto dice Time,”Funcionarios municipales y expertos dicen que es difícil medir completamente las dimensiones del problema, en parte porque el estigma de tener chinches y la falta de datos sólidos confirmados sobre la infestación”.

Por primera vez, el departamento de la ciudad ha incluido una pregunta sobre chinches de cama en su encuesta anual de salud. El año pasado, uno de cada 15 adultos en New York dijo haber tenido que bregar con ellos durante el año pasado, agrega.

Basta con escuchar una conversación en un bar, en el metro, en una cola para un cine, o ver a la gente rascándose: no cabe duda, hoy por hoy es parte del diario vivir neoyorkino.

Artículo en inglés

Foto cortesía de monkey bob 99 via flickr