Es la noticia que solo escribir nos produce escalofríos. Del asco. Informa MyFoxNY que la infestación de chinches en la Gran Manzana va de mal en peor. Ahora, los repugnantes chupasangres, se mueve por subway. La línea N está carcomida, hasta en los colchones del puesto del conductor, dice. También […]
Cada mañana no solo nos vamos a levantar rascando picaduras, sino algo más pobres.¿Por cuánto? No se sabe, pero lo suficiente para alarmar al alcalde de New York Michael Bloomberg que ha manifestado su preocupación por el efecto que pueden tener los chinches en la industria turística de New York, que genera unos US$30,000 millones anuales.
Los chinches están a la ofensiva, dice. A qué se debe? Cita varias razones: “Los expertos señalan que la gente viaja más, mayor resistencia a los insecticidas, falta de conciencia en la sociedad. Pero también, los pequeñísimos insectos rojos traen cierto estigma que conduce a inquilinos, caseros y hoteles a negarse a reportar las infestaciones”.
Ha llegado al punto, hemos podido establecer en conversaciones, que cualquier persona puede tener los animalitos. Sea la elegante señora de la Quinta Avenue con el bolso de diseñador, o la joven oficinista, o el galán del gimnasio, o el curo de la iglesia. Pobre. Rico. Viejo. Joven. Feo. Es una verdad vergonzosa y una verdadera vergüenza, pero la nueva democracia urbana tiene patas, antenas, aguijón y se alimenta de sangre humana: es un chinche.
el complejo de 25 salas de cine AMX Empire en la meca del turismo neoyorkino, Times Square, cerró sus puertas la noche del martes para enfrentar la nueva plaga que se está carcomiendo a la gran manzana: los chinches.
Según las cifras proporcionadas por funcionarios neoyorkinos, uno de cada 15 neoyorkinos tuvo que bregar con los chinches el año pasado. Al igual que los vampiros, estos parásitos chupan la sangre humana; a diferencia de ellos, sin embargo, no plantean ningún peligro para los seres humanos, fuera de la angustia mental y el visible estigma de la picazón y la irritación rojas.
