No está bajo control ni mucho menos — esa es nuestra conclusión sobre la infestación de chinches que tiene a New York rascándose.

La semana pasada informamos sobre la presencia del repugnante insecto en varias salas de cine en el área de Times Square. Bueno, la cosa no se detuvo ahí. Informa Huffington Post que la presitigiosa compañía francesa Hachette está poseida por estos demonios. Han cerrado temporalmente mientras fumigan sus oficinas en Park Avenue; y al otro lado de la ciudad, donde se publica la elegante revista Elle, está en las mismas esta semana.

Y sigue la picazón. Las más recientes víctimas de la peste incluyen Hollister, Abercrombie & Fitch, Bergdorf. También aparecieron en unos panties y un brasier de Victoria Secret, dice Huffington.

New York se sigue rascando.

Ha llegado al punto, hemos podido establecer en conversaciones con residentes de la Gran Manzana, que cualquier persona puede tener los animalitos. Sea la elegante señora de la Quinta Avenue con el bolso de diseñador, o la joven oficinista, o el galán del gimnasio, o el cura de la iglesia. Pobre. Rico. Viejo. Joven. Feo. Es una verdad vergonzosa y una verdadera vergüenza, pero el símbolo de la nueva democracia urbana tiene patas, antenas, un aguijón y se alimenta de sangre humana: es un chinche.

Artículo en inglés

Foto cortesía de wonderferret via flickr