Mack Wolford, pastor pentecostal del estado de West Virginia, adepto de la práctica religiosa de someter su fe a la prueba de la serpiente, murió el domingo pasado tras recibir una picadura de una culebra cascabel en un servicio al que, por ser su cumpleaños, había invitado a su familia, informa Julia Duin en el Washington Post.
Tan solo unos meses atrás, en noviembre del año pasado, la revista del mismo diario había publicado un amplio reportaje sobre el pastor. Acababa de cumplir 44 años.
Wolford, y los pentecostales que practican este rito ilegal en casi todos los estados de EUA basan su fe en el evangelio según Marcos 16: 17-18:
Y habrá señales que acompañarán a los que creen: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán nuevas lenguas,
18 cogerán serpientes con las manos y podrán beber mortíferos venenos sin que les hagan ningún daño. Además pondrán sus manos sobre los enfermos, y estos sanarán.
Creía, dice el Post, que si una víbora le mordía iba a sanar por la misma fuerza de su fe, tal cual dice el evangelio.
Pero, lamentablemente, algo funcionó mal: la culebra le picó en la pantorrilla y, en vez de curarse, dejó de existir, igual que su padre que partió de este valle de lágrimas de la misma manera.
Alguien debería actualizar los evangelios con un capítulo y un par de varios versículos que digan algo en el sentido de: no jodan a las culebras.
Foto: Washington Post
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