En los 10 minutos que le tarde leer esta nota, se habrán derramado unos 18 mil galones de petróleo crudo en el Golfo de México.

Para mañana, habrá aumentado esa cifra en 2.5 millones de galones. Aunque los cálculos de volumen varían drásticamente (entre otras razones porque a la BP le conviene minimizar las dimensiones, ya que ello reduce la multa que tendrá que pagar), no cabe duda de que es el peor cataclismo ecológico en la historia de EUA. (La libélula tratando de limpiarse de petróleo, en la gráfica, muestra que nada ni nadie está a salvo).

Pero lo peor es que en el momento de escribir estas líneas nos frustra un manto de incapacidad.

Esa impotencia paralizante comenzó con la Casa Blanca, en nuestra opinión.

Con un presidente que ha tenido tiempo para hacer de todo, menos proveer liderazgo sobre la crisis, visitando la región el viernes por segunda vez en 40 días, para evitar las comparaciones con la conducta de su predecesor ante el Huracán Katrina.

Con un Departamento del Interior en que no sabe quien está a cargo y cuyos empleados se codean amistosamente con los ejecutivos de las compañías petroleras, aprobando 400 proyectos de perforación marina desde que Ken Salazar tomó el cargo hace dos años. ¡Y 27 desde que estalló la plataforma de la BP, que ha recibido dos de ellos”!

Y mientras tanto el flujo de petróleo sigue sin controlarse: unos 9 mil galones desde que comenzó a leer esta nota.

La BP anunció ayer que su proyecto Top Kill que intentaba sellar la fuga con lodo, no había funcionado. Parte

de Top Kill incluía el “Tiro de Basura”, que literalmente llenaban de ¡pelotas de golf! la brecha.

Ahora dicen que van a cortar el escape y colocar una tapa. Y que no comienza sino hasta dentro de unos días. Ya dijo un alto ejecutivo de BP que funcione o no este proceso es de esperarse que comience ¡aumentando el flujo de crudo hasta en un 20 por ciento!

Portavoces de la Casa Blanca recordaron al público ayer en los programas dominicales (ABC, CBS, NBC, CNN, FOX), que ellos “estaban a cargo”, aunque que existe una real posibilidad de que el petroleo siga sin controlarse hasta el mes de agosto cuando terminen de perforarse pozos de alivio.

Hasta agosto, a un volumen de 2.5 millones de galones diarios.

Hasta agosto, mientras los políticos se van de vacaciones, asisten a la ópera, tranquilamente disfrutando el verano con sus familias.

Hasta agosto, mientras se desencadena un desastre de proporciones bíblicas, como las plagas de Egipto; o apocalípticas, porque el envenamiento del Golfo ha creado enormes zonas marinas muertas.

O criminales, en el sentido que se necesita juzgar a los culpables con todo el peso de la ley.

Una nación que puede enviar una nave al espacio y regresarla debe tener los recursos para detener el flujo de petróleo. Una nación que puede enviar los llamados drones, aviones sin piloto que ubican y destruyen un grupo de enemigos, sin duda posee la capacidad de detener esta tragedia.

Es cuestión de prioridades.

Momentos críticos exigen respuestas históricas. En previas ocasiones, bajo la dirección de la Casa Blanca se convocaron a las mejores mentes del país – académicos, científicos, empresarios— para que unan sus recursos, y de su creatividad surja una solución.

La situación no merece nada menos. Y desde esta tribuna pedimos tal solución.

Señor Presidente: reuna a las 100 mejores mentes del país y póngalos a trabajar en una solución a esta tragedia. Es un deber patriótico, ético, moral, humana: no podemos esperar más.

Otros 18 mil galones más de crudo se han derramado en el Golfo de México.

Carlos F. Torres

New York, 31 de mayo de 2010

Foto de Gerald Herbert, AP, via flickr