Screen-Shot-2013-01-02-at-5.18.08-PM5Publicado en inglés el 10 de enero 2014 en la revista The Nation bajo el título “On the Inauguration of Bill de Blasio”. Traducido con autorización especial. Por Harry Belafonte y Carl Hart Fang.

Nota del editor: publicamos aquí, cortesía de Harry Belafonte, su discurso en la inauguración de Bill de Blasio. El discurso de Belafonte, mientras que fue elogiado por muchos, también suscitó algunas críticas, incluso por parte de Jim Dwyer del New York Times. Seguido el discurso de Belafonte, publicamos una réplica a Dwyer por Carl Hart.

Cuando Bill de Blasio se lanzó a la campaña para determinar quién dirigiría a New York City, él dijo que no permitiría que esta ciudad siga siendo una comunidad dividida; que no permitiría más que esta ciudad permanezca en las sombras como una historia paralela a la “Historia de dos ciudades” de Charles Dickens. Él nos inspiró, nosotros lo escuchamos … y hemos respondido abrumadoramente con una sensación de alegría de que todos los problemas se pueden corregir. Lo hemos convertido en NUESTRO alcalde.

414px-Harry_Belafonte_2011_ShankboneSi bien es una señal alentadora el que las estadísticas indiquen un descenso reciente en la tasa de homicidios de nuestra ciudad, New York juega un papel alarmantemente trágico en el hecho de que nuestro país tenga la mayor población carcelaria del mundo. Gran parte de ese problema se origina en temas de raza, perpetuados por la profundidad de la indiferencia humana hacia la pobreza. Así como es importante cambiar la ley Parar y Requisar (Stop and Frisk), el cambio de una ley es sólo la punta del iceberg en arreglar a nuestro sistema de justicia profundamente Dickensiano.

Bill de Blasio ha recibido un mandato contundente para lograr que muchos, quienes durante demasiado tiempo vivieron sumidos en la desesperación, crean nuevamente en el sueño americano. Un sueño lleno de esperanza, un sueño lleno de oportunidades y de justicia.

Bill de Blasio nació en un momento en que con frecuencia se veían el coraje y la visión moral. A él le tocaron las convicciones políticas de Franklin Delano Roosevelt y el indomable coraje y sabiduría de su esposa Eleanor. El valiente liderazgo de Martin Luther King Jr., por la causa de los derechos civiles profundamente influyó en él. Bill de Blasio se inspiró en líderes como Fannie Lou Hamer, Bobby Kennedy, César Chávez, el rabino Heschel Abraham y otros, y ello nos dice que va su aspiración es la de no ser menos valiente que ellos.

Ante el desafío que enfrentamos sobre las desigualdades, nosotros los neoyorquinos debemos asegurar que nuestro Alcalde no esté solo para enfrentar aquellos entre nuestro medio que se oponen al progreso … que su invitación a que le ayudemos en el desempeño de su misión no sufra de una ciudadanía apática. Debemos comprometernos a ayudar a asistir, e insistir, para que nosotros mismos logremos la altura moral y el valor político que exige el cambio.

Los neoyorquinos tenemos la suerte de contar con gente como Chirlane McCray. Ella vela con perpetua vigilancia que la llama moral de Bill nunca se atenúe por la falta de un guardián en la puerta.

Hoy comienza una nueva era … una jornada transformadora de esperanza en el camino prometido. Hemos visto a América luchar con su conciencia. Hemos visto su lucha por ser mejor. Creo que la solución a lo que la mayoría de las personas quieren que Estados Unidos se convierta está aquí en New York. Podemos llegar a ser el ADN de América.

Bill de Blasio da a New York otra oportunidad para abrir la puerta de posibilidades y no debemos permitir que falle.

GRACIAS NEW YORK

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El error Jim Dwyer sobre el discurso de Harry Belafonte

Por Carl Hart — A los liberales no les perdonan una. Ni siquiera llevaba un día en su nuevo trabajo como alcalde de la ciudad de New York, cuando Bill de Blasio enfrentó críticas por el tono de su toma de posesión. Algunos acusan que los oradores injustamente se dedicaron a vilipendiar el récord sobre la justicia social del ex alcalde Michael Bloomberg.

En efecto, Jim Dwyer del New York Times, quedó tan perturbado por el discurso del artista y activista Harry Belafonte que escribió un artículo en el Times delineando las aparentes fallas en los argumentos de Belafonte. Cabe destacar que Dwyer dio particular énfasis a las declaraciones de Belafonte sobre cómo New York juega un papel en las vergonzosamente altas tasas de encarcelamiento de la nación.

En un principio, yo no estaba al tanto de la controversia en torno a los eventos de inauguración y la columna de Dwyer. Pero un amigo me pidió mi opinión y pidió que participe. Ahora he leído el artículo de Dwyer y he visto el video que contiene las declaraciones de Belafonte. Primero leí la columna de Dwyer; por encima sus comentarios parecen lógicos y apropiados. Esto no me sorprendió. Dwyer ha sido uno de mis héroes por su excelente reportaje previo sobre las prácticas racistas de los arrestos por marihuana en New York.

Resulta, sin embargo, que los comentarios de Dwyer vienen endulzados. Después de escuchar el discurso de Belafonte, me preocupa la mezquindad o la deshonestidad intelectual de Dwyer. Belafonte estaba tratando de llamar la atención sobre el repugnante historial de la nación respecto a la justicia social, y como ejemplo utiliza las disparidades raciales observadas en la población carcelaria. Para hacer una conexión con el propósito de su discurso (la inauguración del alcalde de NYC), afirmó: “New York juega un papel alarmantemente trágico en el hecho de que nuestro país tenga la mayor población carcelaria del mundo”.

La objeción de Dwyer es realmente con una sola palabra: “juega”. Si Belafonte hubiera dicho “ha jugado” en lugar de “juega”, los argumentos de Dwyer no tendrían base. Está claro que la Leyes de Drogas Rockefeller desempeñaron un papel importante en el aumento de la población carcelaria del país y más del 90%  de los que purgan condenas (o las han cumplido) bajo dichas leyes eran miembros de minorías. Además, estas leyes sirvieron de modelo para tristemente célebre legislación federal que castigaba las convicciones por crack con penas 100 veces más duras que las condenas por cocaína en polvo. Además, los ex alcaldes Rudy Giuliani y Bloomberg, mediante su apoyo a programas como el parar y registrar, han exportado mapas técnicas policiales y medidas por todo el país, que sin duda han contribuido a la cultura de excesivos encarcelamientos.

Las personas que escriben como Dwyer ha escrito son particularmente alarmantes porque no tienen en cuenta el hecho de que las políticas de Parar y Requisar — incluso cuando no producen arrestos — sirven como medio para que la policía rastreee a las personas (principalmente las minorías) al ingresar sus nombres en el sistema. Si se necesitan sospechosos de un crimen, la policía comienza con muchos de estos individuos. De esta manera, las víctimas de Parar y Requisar, por lo tanto son tratados como criminales, a pesar de que no puede que no hayan sido detenidos. La mayoría de los estadounidenses piensa que esto está mal. Belafonte simplemente llamó la atención sobre esta y otras importantes desigualdades sociales más grandes. Aplaudo sus esfuerzos.

Artículo en inglés

Foto Harri Belafonte via Wikipedia