GeoPolitical WeeklyPublicado en inglés el 27 de noviembre del 2012 por Stratfor Global Intelligence bajo el título Egypt and the Strategic Balance. Traducido con autorización especial. Por George Friedman. Inmediatamente después de la declaración de un cese al fuego en Gaza, Egipto se vio inmerso en una crisis interna masiva. Mohamed Morsi, elegido en las primeras elecciones presidenciales después de la caída de Hosni Mubarak, aprobó un decreto que esencialmente neutralizaba la independencia del poder judicial al colocar sus poderes ejecutivos por encima de la Corte Suprema y propuso cambios a la Constitución que institucionalizarían el poder de la Hermandad Musulmana. Tras el decreto, los opositores políticos de Morsi se volcaron en masivas manifestaciones que lanzaron a Egipto a la inestabilidad interna y la incertidumbre.

En el caso de la mayoría de los países, esto no sería una cuestión de atención internacional. Pero Egipto no es un país cualquiera. Es el mayor país árabe y ha sido el centro tradicional del mundo árabe. De igual importancia, si los cambios internos de Egipto se traducen en cambios en su política exterior, podría afectar el equilibrio de poder regional durante las próximas décadas.

El desafío de Morsi al modelo de Nasser

Algunos observadores consideraron la Primavera Arabe como un movimiento en gran medida secular encaminado a establecer la democracia constitucional. El problema con esta teoría es que mientras que los manifestantes pueden haber tenido la fuerza para forzar una elección, no estaba asegurado de que los constitucionalistas seculares ganarían. No lo hicieron. Morsi es miembro de la Hermandad Musulmana, y aunque hubo numerosas afirmaciones de que es un miembro moderado, realmente no se entendió que él es un hombre de convicción y honor y que su pertenencia a la Hermandad no es casual ni frívola. Su intención era fortalecer el papel del Islam en Egipto y el control de la Hermandad Musulmana en las distintas ramas del Estado. Su retórica, la velocidad y el grado de islamismo podrían haber sido menos extremas que en otros, pero su intención era clara.

Sus medidas sobre el poder judicial señalaron su intención de comenzar a consolidar el poder. Reunió a los opositores de la Hermandad Musulmana, en una agrupación que incluía constitucionalistas seculares, coptos y otros los que formaron una coalición que estaba dispuesta a salir a las calles para oponerse la medida. Lo que no incluyeron, o por lo menos no se ha incluido visiblemente hasta este punto, fue el ejército egipcio, que se negó tomar cualquier partido.

El ejército egipcio, dirigido por un joven oficial del llamado Gamal Abdel Nasser, fundó el estado egipcio moderno cuando derrocó a la monarquía apoyada por los británicos en la década de 1950. Creó un estado que entonces era secular, autoritarip y socialista. Alineó a Egipto con la Unión Soviética y contra EUA a través de la década de 1970. Después de la guerra árabe-israelí de 1973, el presidente egipcio Anwar Sadat, que sería asesinado por islamistas más tarde, cambió Egipto a una alianza con EUA y firmó un tratado de paz con Israel.

Este tratado ha sido la base del equilibrio regional de poder hasta el presente. La decisión de poner fin al estado de guerra con Israel y usar Sinaí como una zona de contención desmilitarizada entre los dos países eliminaron la amenaza de guerra de nación a nación entre los árabes e Israel. Egipto es el país árabe más poderoso y su hostilidad hacia Israel representaba mayor amenaza de Israel. Al retirarse de la confrontación, la amenaza a Israel declinó dramáticamente. Jordania, Siria y Líbano no representan una amenaza significativa para Israel y no pueden lanzar una guerra que amenace la supervivencia de Israel.

La decisión de Egipto de alinearse con EUA y hacer la paz con Israel dio forma al equilibrio de poder regional en otras maneras. Siria ya no podía depender de Egipto, y finalmente se buscó apoyo de Irán. Las monarquías árabes que a veces habían estado bajo presión militar y política de Egipto fueron aliviadas de esta amenaza, y los soviéticos perdieron las bases egipcias que les había dado un punto de apoyo en el Mediterráneo.

La cuestión fundamental en Egipto es si la elección de Morsi representaba el fin del régimen fundado por Nasser o era simplemente un evento pasajero, con el poder manteniéndose en manos de los militares. Morsi anunció sus medidas con el fin de demostrar su poder y cambiar la forma en que el poder judicial egipcio funciona. El levantamiento en contra de este movimiento, aunque significativo, no parece tener el peso necesario ya sea para forzar Morsi a hacer algo más que modificar sus tácticas un poco, como tampoco representa una amenaza a su gobierno. Por lo tanto, todo depende de si el ejército tiene la capacidad o el interés de intervenir.

Es irónico que las demandas de los liberales en Egipto dependan de la intervención militar, y es poco probable que obtengan lo que quieren de los militares si ellos no intervienen. Pero lo que está claro es que la Hermandad Musulmana es la fuerza dominante en Egipto, que Morsi es en gran medida un miembro de la Hermandad y, aunque sus tácticas podrían ser más deliberadas y circunspectos que las sus miembros más radicales, siguen la misma orientación.

Hasta el momento, los manifestantes en las calles no parecen capaces de obligar a Morsi, y los militares no parecen dispuestos a  intervenir. De ser esto cierto, entonces Egipto ha entrado en una nueva era doméstica que abre una amplia gama de temas de política exterior. El primero es el futuro del tratado con Israel. El problema no es el tratado en sí, sino el mantenimiento del Sinaí como zona de contención. Una de las consecuencias del derrocamiento de Mubarak ha sido la remilitarización parcial del Sinaí por Egipto, con el apoyo nervioso de Israel. Sinaí se ha convertido en una zona en la que los radicales islamistas son activos y desde la cual lanzan ataques contra Israel. El ejército egipcio se ha trasladado al Sinaí para reprimirlos, lo que obviamente apoya Israel. Sin embargo, los egipcios también han establecido el principio de que mientras Sinaí puede ser teóricamente una zona de contención, en la práctica el ejército egipcio puede estar presente allí y ser responsable por el área. La intención podría ser algo que Israel apoya, pero el resultado podría ser la militarización de Sinai por los egipcios.

Un Sinaí militarizada cambiaría el equilibrio estratégico, pero esto sería sólo el comienzo. El ejército egipcio usa un equipo estadounidense y depende de EUA para los repuestos, el mantenimiento y la formación. Su equipamiento es relativamente antiguo y no ha sido probado en combate durante casi 40 años. Incluso si el ejército egipcio estuviera en el Sinaí, en su forma actual no presentaría una importante amenaza militar convencional contra Israel. Esto es algo que puede cambiar, sin embargo. La transformación del ejército egipcio entre 1967 y 1973 fue impresionante. La diferencia es que Egipto tenía un patrón en la Unión Soviética que estaba dispuesto a financiar el costo de la transformación. Hoy en día, no hay poder global, a excepción de EUA, que sería capaz de mejorar dramáticamente y de forma sistemática el ejército egipcio y apoyar económicamente el país en general. Sin embargo, si el gobierno de Morsi tiene éxito en la institucionalización de su poder y utiliza ese poder para cambiar la dinámica de zona de Sinaí, Israel perderá varias capas de seguridad.

¿Una nueva alineación regional?

Un vistazo al resto de la región muestra que Egipto no es en absoluto el único país que causa preocupación a Israel. Siria, por ejemplo, vive un levantamiento que, en términos simples, consiste en gran parte de los sunitas, muchos de los cuales son islamistas. Ello en sí mismo representa una amenaza para Israel, sobre todo si la relación entre Siria y Egipto fueran a restablecerse. Hay un parentesco ideológico, y así como el nasserismo tenía una dimensión evangélica, con ganas de difundir la ideología panárabe por toda la región, la Hermandad Musulmana también tiene una. La Hermandad Musulmana siria es también el grupo de oposición más organizada y coherente en Siria. A medida que Morsi consolida su poder en Egipto, podría aumentar su voluntad de participar en aventuras en el extranjero, o por lo menos ofrecer apoyo encubierto, para ideas afines de insurgentes y de regímenes. Como mínimo, Israel tendría que tomar esto en serio. Asimismo, Gaza estaba contenida no sólo por Israel sino también por el Egipto pre Morsi, y él puede optar por cambiar drásticamente la política su país allí.

El auge de Morsi también abre otras posibilidades. Las raíces islámicas del Partido de Justicia y Desarrollo en Turquía también participan en un cuidadoso proceso de reintroducir el Islam en un estado que era militantemente laico. Existen diferencias fundamentales entre Egipto y Turquía, pero también hay mucho en común. Turquía y Egipto ahora están comprometidos en procesos paralelos diseñados para crear países modernos que reconocen sus raíces islámicas. Una relación turco-egipcia apuntaría el régimen egipcio y crearía una fuerza regional que podría definir el Mediterráneo Oriental.

Esto, por supuesto, afectan la estrategia estadounidense, que como hemos dicho en el pasado, ahora se está alejando rápidamente de un involucramiento excesivo en el Oriente Medio. No está claro hasta qué punto Morsi irá para romper con EUA, ni si los militares lo harían o si ellos podrían trazar una línea para detenerlo en su momento. Egipto está escasamente superando el desastre económico en este momento porque está recibiendo una amplia gama de ayuda financiera de Occidente. Alejarse de EUA probablemente afectaría mucho más allá de la ayuda militar incluyendo la asistencia económica de otros tipos.

El hecho es que a medida que va evolucionando Egipto, su relación con EUA también podría cambiar. La relación de EUA con Turquía ha cambiado, pero no se ha roto desde que el Partido Justicia y Desarrollo llegó al poder; ahora Turquía sigue una dirección más independiente. Si un proceso similar ocurriera en Egipto, EUA se encontraría en una posición muy diferente en el Mediterráneo oriental, en la que era su único aliado sería Israel, y su relación con Israel podría alienar al crítico bloque Turquía-Egipto.

Antes de 1967, EUA se cuidó de no ser involucrarse excesivamente en la protección de Israel, dejando la labora a Francia. Suponiendo que esta especulación sobre un cambio en la postura estratégica de Egipto pasara, Israel no estaría en peligro grave militar durante bastante tiempo, y EUA podría ver su apoyo a Israel como flexibilidad. EUA posiblemente podría elegir distanciarse de Israel con el fin de mantener sus relaciones con Egipto y Turquía. Una estrategia de retirada selectiva y compromiso redefinido que parece estar en marcha en EUA podría alterar las relaciones con Israel.

Desde el punto de vista israelí  — hay que recordar que Israel es la potencia dominante en la región — un cambio en Egipto crearía una incertidumbre significativa en su frontera. Enfrentaría la incertidumbre en Egipto, Siria y el Líbano, y aunque poco probable, la posibilidad de incertidumbre en Jordania. Donde antes enfrentaba  poderes hostiles con importantes capacidades militares, ahora enfrentaría a potencias más débiles que son menos predecibles. Sin embargo, en una época en que la principal preocupación de Israel es con acto de terrorismo y levantamientos en Gaza y el Margen Occidental, esta banda de incertidumbre sería una incubadora de este tipo de acciones.

El peor de los casos es la re-emergencia de estados de confrontación en la frontera, con armas convencionales y capaces de desafiar a los militares israelíes. Esto no es una evolución inconcebible, pero no es una amenaza en el corto plazo. El siguiente peo escenario sería la creación de varios estados en la frontera de Israel dispuestos a patrocinar o al menos tolerar ataques islamistas contra Israel desde su territorio y sustentar levantamientos entre los palestinos. El efecto sería una prueba extendida, desgastando la capacidad de Israel para hacer frente a incesantes amenazas de baja intensidad desde múltiples direcciones.

La guerra convencional es difícil de imaginar. Es menos difícil imaginar un cambio en la política egipcia, que crea un continuo conflicto de baja intensidad no sólo al sur de Israel, sino también a lo largo de toda la periferia de Israel a medida que se va sintiendo la influencia de Egipto. Es bastante claro que Israel no ha absorbido el significado de este cambio ni cómo va a responder. Puede que no tenga una respuesta. Pero si ese fuera el caso, entonces el dominio convencional de Israel dejaría de definir el equilibrio de poder. Y EUA está entrando en un período de incertidumbre en su política exterior. La región entera se vuelve impredecible.

No está claro que nada de esto sucederá. El posible que Morsi no logre imponer su voluntad en el país. Puede que no sobreviva políticamente. El ejército egipcio podría intervenir directa o indirectamente. Hay varios obstáculos que Morsi debe superar antes de que él controle el país, y el tiempo puede ser extendido para implementar los cambios. Pero por el momento, Morsi parece estar a cargo, él parece estar sobrellevando los desafíos y el ejército no se ha movido. Por lo tanto, es apropiado tener en cuenta las consecuencias estratégicas y las consecuencias estratégicas aparecen ser sustanciales.

Artículo en inglés

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