GeopoliticalPublicado en inglés el 4 de febrero 2014 por Stratfor Global Intelligence bajo el título “New Dimensions of U.S. Foreign Policy Toward Russia”. Traducido con autorización especial. Por George Friedman.

La lucha por uno de los territorios más estratégicos en el mundo tomó un giro interesante esta semana. La semana pasada hablamos de lo que se presentaba como un cambio significativo en la estrategia nacional de Alemania, una en la que Berlín parecía declarar una nueva doctrina de una mayor asertividad en el mundo — un cambio que respondía al intenso interés de Alemania en Ucrania. Esta semana, la Subsecretaria de Estado de EUA, Victoria Nuland, en su ya famosa conversación por teléfono móvil, declaró su gran desprecio hacia la Unión Europea y sus debilidades y aconsejó al embajador de EUA en Ucrania que procediera rápidamente y sin los europeos para reconstruir una coalición de oposición específica antes de que los rusos vieran lo que estaba sucediendo y actuaran. span>

Esto es algo nuevo, no porque deja en claro que EUA no es el único país que intercepta las llamadas telefónicas, sino porque pone a la política de EUA en Ucrania bajo nueva luz y nos obliga a reconsiderar la estrategia de EUA hacia Rusia y Alemania. La conversación de Nuland por celular está lejos de ser algo definitivo, pero es un indicador adicional del pensamiento estratégico estadounidense.

Cambios recientes en la política exterior de EUA 

La política exterior de EUA ha evolucionado durante los últimos años. Anteriormente, Estados Unidos se centraba en gran medida en el mundo islámico y, de mayor importancia aún, tenía una tendencia a considerar el uso de la fuerza como una opción temprana en la ejecución de la política en lugar de como un último recurso. Esto fue cierto no sólo en Afganistán e Irak, sino también en África y en otros lugares. La estrategia fue exitosa cuando su objetivo consistió en destruir una fuerza militar enemiga. Resultó mucho más difícil implementar en los países que ocupó e intentó dar forma a sus políticas internas y extranjeras. La fuerza militar tiene sus límites intrínsecos.

La alternativa ha sido un cambio hacia una estrategia de equilibrio de poder en la que EUA se basa en las fisuras naturales que existen en todas las regiones para bloquear la aparición de hegemonías regionales y contener los disturbios y grupos que pudieran amenazar los intereses estadounidenses. El mejor ejemplo de la vieja política es Libia, donde EUA intervino directamente con su aviación y fuerzas de operaciones especiales en el suelo para derrocar a Moammar Gadhafi. Los esfuerzos de Occidente para reemplazarlo con un régimen favorable a EUA  y sus aliados no han tenido éxito. La nueva estrategia puede verse en Siria, donde en lugar de intervenir directamente, EUA se ha mantenido atrás y permitido que los grupos beligerantes desgasten su energía entre sí, lo que impide que cualquier lado desvíe recursos para dedicarlos a actividades que puedan poner en peligro los intereses de EUA.

Detrás de esto existen una brecha en cuanto a la política exterior de EUA que tiene más que ver con la motivación que la acción real. Por un lado, están aquellos que conscientemente apoyan el modelo de Siria para EUA como no necesariamente la mejor opción moral, sino la única opción práctica existente. Por otro, están aquellos que argumentan a favor de las intervenciones morales, como hemos visto en Libia, y la eliminación de los tiranos como un fin en sí mismo. Dado el resultado en Libia, esta facción está a la defensiva, ya que debe explicar cómo una intervención realmente mejora moralmente la situación. Teniendo en cuenta que esta facción también tendió a oponerse a la intervención en Irak, debe mostrar cómo una intervención no degenera en una guerra de tipo Irak. Eso es difícil de lograr, por lo que no obstantente toda retórica, EUA por defecto está cayendo en un modelo del equilibrio del poder.

La batalla geopolítica en Ucrania

Rusia emergió como un problema para EUA después de la Revolución Naranja en 2004, cuando EUA, apoyando facciones anti-rusas en Ucrania, exitosamente produjo un gobierno relativamente pro-occidental, anti-ruso en Ucrania. Los rusos interpretaron esto como operaciones de inteligencia de EUA destinadas a crear una Ucrania anti-rusa que, como ya hemos escrito, podría desafiar directamente a los intereses estratégicos y económicos de Rusia. Por otra parte, Moscú vio la Revolución Naranja (junto con la Revolución de las Rosas) como un ensayo general para algo que podría ocurrir después en Rusia. La respuesta rusa fue utilizar sus propias capacidades encubiertas, en conjunción con la presión económica al cortar el suministro de gas natural, para socavar el gobierno de Ucrania y utilizar su guerra con Georgia como un fuerte recordatorio de la resurrección de las capacidades militares rusas. Estos pasos, además de la decepción con la ayuda occidental, permitieron que surgiera un gobierno más pro-ruso en Kiev, reduciendo los temores de los rusos y aumentando su confianza. Con el tiempo, Moscú ganó eficacia y firmeza al jugar bien sus cartas en el Medio Oriente — lo que dio lugar a la situación actual en Siria, en Irán y en otros lugares.

Washington tenía dos opciones. Una era permitir que el equilibrio de poder en sí se hiciera sentir, en este caso contando con los europeos para contener a los rusos. El otro era continuar buscando el equilibrio del modelo de poder, pero escalando un poco para no limitarse a una pura pasividad. Como muestra la llamada de Nuland, la confianza de EUA en la voluntad de Europa y el interés de contener a los rusos fue bajo, por lo que un modelo puramente pasivo no funcionaría. El siguiente paso era el nivel más bajo posible de intervención para contener a los rusos y contrarrestar sus movimientos en el Medio Oriente. Esto significó un apoyo muy limitado y no demasiado encubierto de apoyo a las manifestaciones anti-rusas y pro-europeas, la creación de nuevo de gobierno anti-ruso, pro-occidental en Ucrania. En gran medida, las negociaciones de EUA con Irán también permitirán a Washington negar a los rusos influencia en Irán, aunque el teatro de Siria todavía permite al Kremlin un cierto margen de maniobra.

Estados Unidos no está dispuesto a intervenir en la antigua Unión Soviética. Rusia no es una potencia mundial, y su ejército tiene muchas debilidades, pero es sin lugar a dudas el más fuerte en la región y es capaz de proyectar su poder en la antigua periferia soviética, como mostró la guerra con Georgia. Por el momento, los militares de EUA también tienen muchas debilidades. Después de haber luchado durante más de una década en el centro del mundo islámico, los militares de EUA están demasiado enfocados en una forma de combatir que no es relevante para la antigua Unión Soviética, su estructura de alianzas en torno a la antigua Unión Soviética se ha deshecho y no apoya la guerra, y los inevitables recortes que tradicionalmente han seguido cualquier guerra de EUA están reduciendo sus capacidades. Una intervención directa, aunque fuera contemplada (que no lo es), no es una opción. La única correlación de fuerzas que importa es lo que existe en un punto dado en el tiempo y un lugar determinado. En ese sentido, mientras más se acerquen las fuerzas de EUA a la patria rusa, mayor será la ventaja para los rusos.

En cambio, EUA hizo lo mismo que había hecho antes de la Revolución Naranja: respaldar el tipo de intervención que tanto los defensores de los derechos humanos como los defensores de la balanza de poder podrían apoyar. Dar apoyo económico y psicológico a los manifestantes que protestaban la decisión del presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich, de rechazar una relación más estrecha con Europa, y más tarde protestar por el intento del gobierno de reprimir las manifestaciones, conservando la posibilidad de un cambio de régimen en Ucrania, con una exposición y riesgos mínimos para EUA.

Insatisfacción con el modelo alemán  

Como dijimos la semana pasada, parecía que eran los alemanes quienes presionaban más la cuestión, y que ellos era los que controlaban a uno de los líderes de las protestas, Vitali Klitschko. EUA parecía estar en un segundo plano ante Alemania. En efecto, las declaraciones de Berlín en el sentido que Alemania está dispuesta a asumir un papel más asertivo en el mundo parecía ser un cambio histórico en la política exterior alemana.

Las declaraciones fueron aún más notables, ya que en los últimos años, Alemania parecía haber acercado a Rusia en temas económicos y estratégicos. Ningún país se sentía cómodo con la agresividad de EUA en el Oriente Medio y el suroeste de Asia. Ambos países comparten la necesidad de crear nuevas relaciones económicas en el contexto de la crisis económica europea y la necesidad de contener a EUA. Por lo tanto, el desplazamiento aparente alemán era sorprendente.

Mientras que las medidas de Alemania no deben descartarse, su significado no fue tan claro como parecía. En su llamada celular, Nuland claramente descarta a los alemanes a Klitschko y todos sus esfuerzos en Ucrania. Esto podría significar que la estrategia era demasiado débil para el gusto estadounidense (Berlín no puede, después de todo, arriesgar un enfrentamiento grande con Moscú). O podría significar que cuando los alemanes dijeron que estaban planeando para ser más asertivos, su nueva audacia estaba destinada para distraer los esfuerzos estadounidenses. A la luz de los eventos de esta semana, no está claro lo que significaron los alemanes.

Lo que está claro es que EUA no estaba satisfecho con Alemania y la Unión Europea. Lógicamente, esto significaba que EUA tenía la intención de ser más agresivos que los alemanes en el apoyo a los opositores al régimen  Este es un tema delicado para los defensores de derechos humanos, o debería serlo. Yanukovich es el presidente electo de Ucrania, ganador de unas elecciones que en general se han cosiderado honestas ( a pesar de que sus enmiendas constitucionales y las elecciones parlamentarias subsiguientes pueden no haberlo sido). Él estaba actuando dentro de su autoridad para rechazar el acuerdo con la Unión Europea. Si los manifestantes pueden derrocar a un presidente electo, porque no están de acuerdo con sus acciones han sentado un precedente que debilita el constitucionalismo. Incluso si fue duro en la represión de los manifestantes, ello no anula su elección .

Desde una estrategia de equilibro de poder, sin embargo, tiene mucho sentido. Una Ucrania pro-occidental, aunque ambigua, plantea un profundo problema estratégico para Rusia. Sería como si Texas se convirtiera pro-rusa,  y el sistema del río Mississippi, la producción de petróleo, el Medio Oeste y el Suroeste se convirtieran vulnerables. La capacidad de Rusia para intervenir en Irán o Siria de repente se contrae. Obliga a Moscú a enfocar en Ucrania.

El uso de las manifestaciones para crear un enorme problema para Rusia logra dos objetivos. Crea un desafío estratégico real para los rusos y los pone a la defensiva. En segundo lugar, recuerda a Rusia que Washington tiene capacidades y opciones que dificultan la vida para quienes desafían a EUA. Y puede ser enmarcados en una forma en que los defensores de derechos humanos aplaudirán a pesar de los problemas constitucionales, los enemigos de las conversaciones con Irán sabrán apreciar y los centroeuropeos desde Polonia a Rumania verán como señal del compromiso de EUA con la región. EUA surgirá nuevamente como una alternativa a Alemania y Rusia. Es un golpe brillante.

Su única debilidad, si podemos así llamarla, es que es difícil de ver cómo se puede funcionar. Rusia tiene un importante poder económico en Ucrani , no está claro que los manifestantes pro-occidentales son la mayoría, y las capacidades encubiertas rusas en Ucrania superan las capacidades estadounidenses. El Servicio Federal de Seguridad y Servicio de Inteligencia Exterior han estado recogiendo información sobre los ucranianos durante largo tiempo. Es de esperar que después de los Juegos Olímpicos de Sochi, los rusos jueguen estas cartas.

Por otra parte , incluso si el juego falla, EUA habrá demostrado que está de nuevo en el juego y que los rusos deberían examinar su periferia preguntarse cual será el próximo paso para EUA. Poner a alguien en una postura defensiva no requiere que el primer gople funcione. Es suficiente que el oponente entienda que el próximo golpe vendrá cuando menos se lo esperaba. La mera voluntad de EUA de intervenir cambiará las expectativas de Europa Central, provocará tensiones entre los centroeuropeos y los alemanes y creará una abertura para EUA.

Presión sobre Rusia

Por supuesto, la pregunta es si los rusos responderán a los estadounidenses y dónde, incluso si van a considerar las acciones de EUA significativos en absoluto. En cierto sentido, Siria fue una movida de Moscú y este es el contraataque. Los rusos pueden optar por tirar sus cartas. Tienen razones de sobra para hacerlo. Su economía se encuentra bajo presión. Puede que los alemanes no se unan a EUA, pero no van a romper con ellos. Y si Estados Unidos sube la apuesta a Europa Central, las incursiones rusas allí se disolverán.

Si los rusos son ahora un problema para EUA, y si lo son,  y si EUA  no va a regresar a un modo de intervención directa , que puede no va a hacer, esta estrategia tiene sentido. Por lo menos le crea a los rusos un problema y una sensación de inseguridad que pueden frenar sus acciones en otros lugares. A lo sumo se podría crear un régimen que sin alcanzar a contrarrestar a Rusia podría hacer vulnerables a los oleoductos y puertos — especialmente con la ayuda de EUA .

La interceptación pública de la llamada telefónica de Nuland no fue tan vergonzosa. Mostró al mundo que EUA, no de Alemania, está liderando el camino en Ucrania. Y mostró a los rusos que los estadounidenses se preocupan tan poco que lo expresan en una línea de teléfono celular abierta. La obscenidad de Nuland respecto a la Unión Europea y el tratamiento de Rusia como un problema que debe  tratarse confirma una política de EUA: Estados Unidos no va a la guerra, pero su pasividad ha terminado.

Artículo en inglés