Violencia policial en Saint Louis
Foto via AP

Para nuestros lectores y lectoras que viven fuera de EUA, o que viviendo en EUA jamás han tenido que bregar con el sistema de inmigración, quizás les sea difícil comprender la angusia, el temor, y la incertidumbre que desde hace algunas semanas deben azotar a los 800,000 jóvenes que se benefician del programa DACA, que ofrece alivio de deportaciones a quienes llegaron a este país de niños y sin documentos.

Estos jóvenes, quienes desde 2012 han tenido acceso a casi todos los mismos privilegios que el resto del país, han visto su mundo casi desvanecer desde el día en que el Fiscal General Jeff Sessions anunció que suspendería dicho programa en seis meses, periodo durante el cual correspondía all Congreso ver cómo resuelve la situación de este segmento, también llamado “soñadores” por el nombre de la ley “Dream Act”.

Unos, como el congresista John King, enemigo acérrimo del programa, dijo que estos jóvenes no tenían otra que “regresar a las sombras”.

Al perder sus derechos de DACA, estos 800,000 jóvenes y sus familias, también perderían sus permisos de trabajo, sus licencias de conducir, seguro médico, acceso a las universidades, capacidad de viajar, etc. Se verían afectados maestros, personal médico, militares, constructores, empresarios, dueños de guarderías, estudiantes..

Es una preocupación que les consume totalmente.

Esta semana, el presidente Donald Trump aparentemente llegó a un acuerdo con los capos del partido demócrata para proteger a los “soñadores”. Fue ésta la segunda vez que Trump y los demócratas, anunciaron un acuerdo, pasando por alto a los líderes republicanos que controlaban el Congreso.

El país quedó boquiabierto.

Sobre DACA todavía no queda claro exactamente qué acordaron el presidente y los líderes demócratas. Al menos indica que existe cierto movimiento por proteger a estos 800,000 estadounidenses, sin antecedentes judiciales, con empleos, estudian, o son miembros activos de las fuerzas armadas.

Los acuerdos del presidente con la oposición demócrata casi a espaldas del partido republicano, merecieron para Trump elogios por parte de algunos sectores del Partido Republicano. Pero también muchas críticas desde el sector más extremo, portales como Breitbart y comentaristas como Ann Coulter, para quienes cualquier compromiso sobre la política de inmigración no es sino una amnistía, por lo tanto una medida lesiva para el país, que premia a los delincuentes e invita más inmigración ilegal.

Cabe señalar que dentro de las bases de apoyo a Trump, la misma gente que no hace mucho atacaba a estas personas, se ha comenzado a notar un grado de compasión hacia estos soñadores.

“A dónde irían si los fueran a deportar”, dijo a Los Angeles Times un partidario del presidente. “Sería casi inhumano enviarlos al otro lado de la frontera, allá no hay vida para ellos”.

Sea bienvenida esta manera de pensar.

Aún así no deja de recordarnos las palabras del candidato Donald Trump quien en algún momento de la campaña dijo que él podría balear a alguien en la misma Quinta Avenida y sus partidarios lo perdonarían.

Pero este apoyo casi ciego a Trump entre el segmento que lo eligió no se tradujo en números este sábado cuando una manifestación en pro del presidente en la capital atrajo menos gente que otra manifestación, los Juggalos, partidarios del grupo musical Insane Clown Posse, y que rechazan ser clasificados como criminales.

Pero el que Donald Trump esté hablando con los demócratas, dejando de lado parcialmente a los miembros de su partido, no significa que todo se haya resuelto. Una de las grandes diferencias sigue siendo la actitud del presidente hacia el supremacismo blanco, que él nuevamente ha comparado con las personas que protestan contra el fascismo y en pro de los derechos de la población negra contra la impunidad policial.

Este fin de semana hemos visto por dos noches consecutivas a la comunidad negra protestar lo de siempre: Un policía mata a un ciudadano negro, la presión comunitaria conduce a que se le formulen cargos criminales, solo para ser exonerado. En este caso, Jason Stockley mató de cinco tiros a Anthony Lamar Smith, quien presuntamente tenía en su posesión drogas e intentó escapar de la policía. El juez que presidió el caso por homicidio en primer grado falló a favor de la defensa.

Mientras todo esto acontece, sigue calentando la investigación sobre Rusia, o Russiagate. Informó The Daily Beast que Kyle Freeny, experta del Departamento de Justicia en crímenes financieros, se ha integrado a la investigación de Robert Mueller sobre los presuntos vínculos entre Moscú y la campaña del presidente Trump. Trabajaba para la Sección de Lavado de Activos y Recuperación de Activos del Departamento de Justicia desde el año pasado. Ahora, diecisiete abogados de alto calibre colaboran en el equipo de Mueller. (Detalles sobre las diversas fases de esta investigación).

Tras puertas cerradas, Trump está furibundo por su incapacidad de controlar una investigación que ha traído grandes dolores de cabeza y promete empeorar antes de mejorar.

Otra nota interesante: En New York, un conocido cirujano estético afirma desde que asumieron los Trump la presidencia de EUA, un gran número de mujeres han pedido que les esculpan el rostro para parecerse a Ivanka Trump. Ofrecen varios paquetes, siendo el más caro el “Permanent Ivanka”, por el que pagarían hasta US$45,000.

Para estas personas, las angustias de los soñadores y sus familias, o de las víctimas de la impunidad policial, no son siquiera una distracción. No les importa.

Otra semana que pasó en EUA.

Carlos F. Torres

 

Carlos F. Torres
Director, El Molino Online
Pennsylvania, EUA, 9/17/2017