Caos en la presidencia de TrumpObservar la presidencia de Donald Trump es fascinante y, a la vez, enormemente frustrante.

Frustrante porque tantas cosas van pasando a la vez que es casi imposible seguir cada uno de los detalles de cada uno de los eventos que bajo condiciones normales (es decir en previas presidencias) podría paralizar la administración.

Pero es fascinante porque los acontecimientos van sucediendo a velocidades vertiginosas, como si estuviéramos rebobinando la cinta de la historia.

Es el “Caos en Fast Forward”.

Bastante ha pasado en la investigación sobre Rusia. A comienzos de semana, el Washington Post informó que el fiscal independiente Robert Mueller anunció al equipo legal del presidente (mejor dicho los pocos abogados que quedan porque ya varios han colgado la toalla y son pocos los quieren representar a Donald Trump) que él no era el “blanco” (target) de una investigación sino uno “sospechoso” en la misma.

Desde el corifeo de defensores del presidente — republicanos en el congreso, Fox News, Drudge, Breitbart — se escucharon respiros de alivio. Seguidos por denuncias a los medios y a los investigadores.

Hasta que alguien recordó de que de ser “sospechoso” a ser el “blanco” de una investigación criminal no hay más que un paso. Este podría ser una interrogación al presidente por el fiscal. Y ya el presidente se está preparando para dicho interrogatorio. 

El fiscal Mueller aparentemente está comenzando a investigar las relaciones comerciales entre la familia Trump e interereses rusos — los llamados oligarcas amigotes de Vladimir Putin.

Pero no solo eso, el fiscal Mueller presuntamente dijo a los abogados del presidente que está preparando un informe sobre las acciones que ha tomado el presidente que podrían caer dentro del aspecto “obstrucción a la justicia”, la otra rama de la investigación. La primera es colusión entre la campaña e intereses rusos cercanos al Kremlin.

Señores, póngase las pilas que esto se van poniendo cada días más serio.

Esta semana el presidente denunció nuevamente a los inmigrantes indocumentados, reviviendo antiguas acusaciones racistas y xenófobas de los primeros días de la campaña, llamando a los mexicanos “violadores, criminales, etc. etc.”. Para fines de semana había movilizado la Guardia Nacional, desplegándola en varios puntos de la frontera con México, por donde presuntamente venía una “caravana” de indocumentados.

Al mismo tiempo, el presidente inició sin aviso previo una guerra comercial con la China imponiendo tarifas a una serie de productos. Como era de esperarse, China ha respondido con la misma moneda. Esta tensión tiene a los mercados internacionales con los pelos de punta, que esperan a ver qué se le ocurre al presidente la semana entrante.

Sobre el caso de la actriz de porno que quiere salirse de un acuerdo que la obliga a mantener el silencio sobre su relación con Trump a cambio de haber recibido US$130,000 días antes de la elección, esta semana el presidente negó que él fuera parte de ese acuerdo, o que él hubiera sabido que dicha suma había cambiado de manos. Fue ésta la primera vez que habla sobre el tema. Ello ha abierto una oportunidad legal, sostiene el abogado de Stormy Daniels, quien persigue la interrrogación del propio presidente.

Clintonesco.

El representante de Stormy Daniels también dice haber obtenido importante información sobre la persona que en un parqueo de las vegas amenazó con hacerle daño a la bebé de su cliente.

Sobre el aspecto personal de las infidelidades de Trump, la conocida comentarista de derecha S.E. Cupp ha dicho a Melania Trump que es hora de salirse de ese matrimonio. Que su silencio sienta un mal ejemplo para las mujeres del país. Que no sea como Hillary Clinton (cuando su marido era presidente y sus escapadas sexuales se discutían a gritos).

Sobre otros asuntos de la familia Trump, los contribuyentes están pagando casi US$75 millones para la seguridad de los hijos del presidente, Donald Junior y Erik, en un matrimonio en Dubai. Jeques, lujos, fiestas. Y otra oportunidad de promover las propiedades de la familia.

Pero esta semana los titulares enfocaron en el caso de Scott Pruitt, importante miembro del gabinete, quien ha sido acusado de 23 violaciones éticas desde que inició su gestión en la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA por sus siglas en inglés).

Aquí puedes ver la lista completa de los presuntos abusos por Pruitt. Incluyen viajar en primera clase. Costosísimas escoltas de seguridad. Aumentar los salarios de sus amigos. La compra y venta de bienes raíces con fondos de sus partidarios políticos. Uno que ha causado especial furor en medios capitalinos ha sido apartamento de lujo donde vivieron él y su hija (becaria en la Casa Blanca) por US$50 la noche — un regalo de la esposa del representante de un grupo de presión que quiere hacer negocios con la EPA.

Pruitt termina la semana en la incertidumbre. Aunque tiene el apoyo de las fuerzas políticas que quieren desarmar los controles de protección al medio ambiente — sobre la minería, los residuos, las emisiones — es un personaje totalmente tóxico.

En cualquier momento puede rodar su cabeza — sumándose a más de 20 importantes fichas que han sido despedidos (muchos a través de un mensaje por Twitter) en el año y tres meses que lleva la presidencia actual.

Igual, Pruitt puede permanecer en su cargo indefinidamente. Pudriéndose.

Nadie lo sabe. Ni siquiera el presidente.

Otra semana que pasó en EUA.

Carlos F. Torres

 

Carlos F. Torres
Director, El Molino Online
Pennsylvania EUA 4/8/2018