Screen Shot 2013-01-02 at 5.18.08 PMPublicado en inglés el 30 de marzo del 2013 en la revista The Nation bajo el título “This Week: Deliberating on DOMA and Prop”. Traducido con autorización especial. Por Katrina vanden Heuvel.

ESTA SEMANA EN THE NATION: AHORA Y ANTES

Esta semana estoy presentando una nueva sección de mi blog: incorporaré material de The Nation Archive, que le da acceso a 148 años del periodismo independiente de EUA sobre política y la cultura en forma digital. Para los suscriptores, el Archivo Digital The Nation contiene miles de artículos históricos, ensayos y reseñas, cartas al director y editoriales que se remontan al Volumen I, Número 1, del 6 de julio de 1965, todas completamente fáciles de buscar. Espero que usted disfrute de las piezas que presentamos exentas de pago — las que creo son un testimonio a la extraordinaria tradición de The Nation.

ESTA SEMANA

Katrina vanden Heuvel
Katrina vanden Heuvel

El derecho a casarse con alguien del mismo sexo es uno de los asuntos de derechos civiles más visibles de la última década, y esta semana la Corte Suprema alcanzó un nuevo hito en la larga marcha hacia la igualdad al escuchar los desafíos a la Ley de Defensa del Matrimonio (DOMA por sus siglas en inglés) ( Estados Unidos contra Windsor) y la Proposición 8 (Hollingsworth contra Perry).

Nan Hunter, profesora de Derecho y corresponsal de The Nation informó sobre este momento decisivo desde el interior de la sala de audiencias en Washington, DC. Al narrar los acontecimientos de cada día en tiempo real, explicó lo que el público necesitaba saber a medida que Proposición 8 llegaba al la Corte el martes. El primer caso sobre el matrimonio gay en ser escuchado, el desafío a la Proposición 8 es tanto un argumento técnico, con base firme ya que es una cuestión constitucional. Al término de las audiencias del martes, el análisis de Hunter reflejó que la Corte parecía fracturada respecto a la Proposición 8. Con una Corte tan dividida, predijo que es posible que no haya opinión y que la mayoría de litigios sobre el matrimonio podrían continuar sin prácticamente ninguna decisión.

Para el miércoles por la tarde, después de las audiencias de DOMA, Hunter infería un estado de ánimo mucho más definitivo en la Corte a medida que los jueces parecían a punto de pronunciarse sobre la constitucionalidad de la ley. Mientras que los cuatro magistrados progresistas atacaron los argumentos a favor de DOMA, las preguntas formuladas por los jueces conservadores subrayaron su apoyo a la ley existente. La decisión final recaerá en el Juez Kennedy y Hunter sostiene que la Corte tiene razones institucionales convincentes para resolver el asunto frente a sí. El viernes, los jueces se reunieron para decidir preliminarmente los resultados de los casos de esta semana. Mientras que las decisiones no se darán a conocer hasta que se finalicen las opiniones, Hunter es cautelosamente optimista en su evaluación sobre la decisión para la Proposición 8.

Fuera de la corte, expertos, activistas y políticos han estado llenos de especulaciones sobre los dos casos. En un artículo de opinión muy debatido en The New York Times, David Cole corresponsal de asuntos legales de The Nation sostiene que la Corte Suprema no debería decidir sobre la cuestión en absoluto. Si bien la elección legal y moral de la Corte debería ser clara, la necesidad y su autoridad constitucional para tomar acción legal es cuestionable. Además, señalando hacia la reacción negativa del público después de Brown v. la Junta de Educación y Roe v. Wade, Cole expresa temor de que una decisión de gran amplitud únicamente agrave las guerras culturales. “La prudencia y la ley dictarán el mismo resultado”, escribe Cole: “Dudas frente al altar.”

Sin embargo, Jill Filipovic está en desacuerdo total con la opinión de Cole, y pregunta por qué incluso la gente con ideas liberales está animando a la Corte a que se pronuncie sobre el tema. Una decisión basada en el miedo a las repercusiones negativas no solo es peligrosa para los derechos civiles y la credibilidad de la Corte, sino que tal alarmismo carece de fundamento. En el caso de Roe v. Wade, por ejemplo, el tema del aborto era candente mucho antes de que la decisión fuera dictada. Los arquitectos conservadores de la “nueva derecha” ya habíam adoptado el tema en un movimiento estratégico para politizar los evangélicos y realinear el partido en la década de 1970. “Esperando a que la opinión pública cambie antes de afirmar los derechos fundamentales constitucionales de un grupo minoritario se burla de todo el concepto de los derechos constitucionales fundamentales”, escribe Filipovic.

Cuando se trata de la igualdad en el matrimonio, la aguja en la opinión pública y política ya se ha movido — un cambio en percepción ha ocurrido más rápido que casi cualquier otra cuestión social en la historia. Durante la presentación pública de argumentos, hemos sido testigos de demócratas apresurándose a apoyar el matrimonio gay y los conservadores avanzar lentamente hacia resoluciones alternativas superficiales como las uniones civiles. Su postura política refleja una tendencia nacional: en la última década, la opinión pública ha crecido constantemente a favor de los matrimonios homosexuales, aumentando hasta un máximo del 70% por ciento entre la generación del milenio, según una encuesta publicada este mes por el Pew Research Center .

En su columna para la sección Sister Citizen de la edición impresa de esta semana, Melissa Harris-Perry sostiene que el caso ya está cerrado. “Aunque la justicia demorada es justicia denegada, si la Corte Roberts sostiene o anula estas disposiciones particulares parece ser casi irrelevante dado este cambio de paradigma cultural y político. La igualdad en el matrimonio, las estrellas parecerían decirnos, es sólo una cuestión de tiempo”. Pero, ¿entonces qué sucede con el matrimonio? Harris-Perry analiza las diferencias fundamentales que la igualdad de matrimonio hará — al extender un derecho civil básico y permitir que más estadounidenses opten por formar asociaciones protecciones económicas y privilegios culturales que se derivan de los matrimonios legales — sin embargo, ella advierte que el movimiento debe estar buscando algo más grande que la institución. “Sería trágico permitir que la igualdad de matrimonio destruya o marginalice el trabajo pionero de familias homosexuales que nos han enseñado que la familia es más complicada y más satisfactoria de lo que pueden capturar los modelos tradicionales de matrimonio”.

ESTA SEMANA: EN EL ARCHIVO

Con la Corte Suprema aparentemente lista para revocar la Ley de Defensa del Matrimonio, tal vez sea instructivo recordar cuan divisiva fue la ley en en el momento que se promulgó, no sólo en el país en su conjunto, sino también dentro de la misma familia The Nation. En un intercambio de cartas reveladoras en el ejemplar del 6 de enero de 1997, los dramaturgos Tony Kushner y Lucas Craig criticaron al editor en Washington David Corn por ignorar el voto de Paul Wellstone a favor de DOMA, en una pieza que examinaba la exitosa campaña de reelección del progresista senador por Minnesota en 1996. Kushner y Lucas argumentaron que de alguna manera el “coraje y la decencia” que habían habilitado a Wellstone para votar en contra de la ley de “reforma” del sistema bienestar social del Presidente Clinton ese mismo año le había fallado en la votación a favor de DOMA — “este escandalosamente inconstitucional trozo de ataques contra los homosexuales por el GOP”. Corn admitió que Wellstone había sacrificado algunas de sus credenciales progresistas para apuntalar sus credenciales populistas — DOMA contó con amplio apoyo público — y reconoció que lo ideal sería que” el objetivo de los Nationistas es casar” (juego de palabras presuntamente intencionado) las dos tradiciones.

En un ensayo altamente visionario tres años antes, Kushner había argumentado que incluso la legalización del matrimonio homosexual y la admisión a homosexuales en el ejército no significaría la liberación de los homosexuales. Más bien, las entonces aparentemente hipotéticas victorias reflejaban los objetivos de una política esencialmente conservadora — no una amenaza para el inherentemente desigual sistema de explotación del capitalismo n sí, que “ciertamente podría acomodar las demandas de igualdad de derechos para los homosexuales sin correr peligro”.  Kushner llamó por “un socialismo de la piel”, que trabajara para cultivar, en las palabras de otro dramaturgo socialista gay, Oscar Wilde, que es “maravilloso y fascinante y encantador” en los seres humanos, y para restaurar “el verdadero placer y la alegría de vivir”, Kushner decía que este tipo de solidaridad y de lucha, y no únicamente la igualdad jurídica, representa” el horizonte lejano de la política de gays y lesbianas”. Esas son palabras que vale recordar en un momento en que las figuras principales en el Partido Republicano están reconociendo la verdad de lo que Kushner escribió hace casi veinte años: “El capitalismo, después de todo, puede absorber mucho”.

Para el análisis continuo y la presentación de informes sobre cuestiones esenciales de derechos civiles en los Estados Unidos, lea regularmente The Nation a medida que continuamos examinando las decisiones de la Corte y las supuesta guerras culturales.

Artículo en inglés