Víctimas de OrlandoLo mas trágico del peor tiroteo masivo en la historia de la nación de tiroteos masivos la semana pasada en Orlando es que pudo haberse prevenido.

Si Omar Mateen no hubiese comprado, con la facilidad con que se adquiere un par de zapatos, un arma de destrucción masiva, problablemente la noche habría terminado como comenzó: Una celebración de la comunidad LBGT.

En vez hay 49 muertos y 50 heridos de gravedad.

Si, en su intento por imponer su visión retrógrada a una sociedad que progresa, los llamados conservadores de EUA no hubieran atacado constantemente a la comunidad LBGT con su deshumanizante campaña, incluso negando el derecho a ir al baño, probablemente Orlando no habría tenido lugar.

Pero no fue así. Mateen, quien aparentemente había visitado el club Pulse, compró dos armas sin dificultad alguna — un fusil de asalto y una pistola. Se pertrechó con suficientes municiones para  una masacre. Y esto mismo fue lo que cometió.

En medio del terror y los tiros, con gente escondida en los baños, encontró tiempo para juramentar en Facebook y mediante una llamada a 911 su adhesión a ISIS. Intentó buscar en las redes sociales a ver si ya se discutía.

Informes indican que en tres previas ocasiones Mateen había llamado la atención de las autoridades — las que lo interrogaron y cerrraron el expediente. Y que posiblemente su esposa sabía que él pensaba cometer un atentado similar.

Esos son algunos de los detalles de la mente enferma de un asesino.

Ahora algunos detalles de una sociedad enferma.

Donald Trump, el candidato del partido republicano, en sus primeros mensajes por Twitter, hizo alarde de que él había dicho que tales ataques eran de esperarse. Por su parte, John McCain, senador por Arizona y candidato republicano a la presidencia en 2008, dijo que el presidente Obama es personalmente responsable por la tragedia.

Voces de los llamados conservadores y defensores de la 2da Enmienda a la Constitución pidieron a la gente que compara más armas. Las ventas de fusiles de asalto se dispararon.

Nuevamente, la nación se llenó de banderas a media asta, ojos con lágrimas, fotos, velas, flores, desgarradores mensajes por las redes sociales con la última despedida de los caídos a los suyos.

Y momentos de silencio. Un silencio trillado. Sordo. Pesado por la repetición constante.

Un silencio que anticipa, con la resignación del ganado en fila al matadero, otro evento similar.

Probablemente, el criminal ya está comprando su arma — no hay que decir cuál. Con la facilidad que se compra un par de zapatos.

Otra semana que pasó en EUA.

Carlos F. Torres

 

 

 

Carlos F. Torres
Director, El Molino Online
New York, NY, 6/19/2016

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