Impeachment de Donald Trump“En un combativo discurso ante sus partidarios el viernes, el Presidente Trump atacó a su derrotada adversaria del 2016. “Tuvimos una candidata torcida”, dijo. La multitud respondió coreando, “¡Enciérrenlal!”, una de las consignas que distinguieron la campaña.

Aproximadamente tres horas después, a unas 10 millas de distancia hacia el norte, el antiguo vice director de la campaña, quien ayudó a ganar la Casa Blanca, llegaba a un tribunal federal en Washington para declararse culpable de ser torcido y enfrentar las posibilidades de que las autoridades ahora lo encierren”.

Así describe Peter Baker — reportero del New York Times y uno entre muchos de los pesos pesados del periodismo que se han dedicado a escarbar e informar sobre la investigación de la presunta colusión entre la campaña Trump 2016 y Rusia y la obstrucción a la justicia que de ella se desprende — la doble realidad que se vive en Washington que 24/7 cacarean los medios que hace rato han abonado la imparcialidad.

Fox News, Drudge Report, Breitbart, son solo algunos de los portales que pregonan y promueven una presidencia pujante, victoriosa, donde los problemas que la han asediado desde su primer día — ¡el primer día — son ataques sin fundamento, calumnias, “fake news”, parte de una campaña orquestrada por cambiar la voluntad popular refljeada en el resultado de la elección 2016.

En la otra esquina, el lado opuesto que representan los medios más tradicionales, que básicamente desde mediados del siglo pasado han dictado el tono del discurso político del país, y qué se distancian en diferentes grados del presidente.

Algunos lo quieren hundir, incluso esgrimiendo acusaciones que recuerdan el macartismo y el anticomunismo ciego de la década de 1950. Solo que en este caso son cargos levantados por los demócratas contra un presidente republicano. Parte de esto, es la defensa total e incondicional del FBI contra acusaciones de “cacería de brujas” formulados por los republicanos, que consideran que al desvirtuar al FBI, presentarlo como corrupto, pro demócrata y parte del “estado profundo” es la mejor defensa para el presidente.

Es una guerra sin cuartel entre dos poderosas fuerzas políticas que no están para jueguitos.

Entre los múltiples ataques republicanos se encuentra el llamado memorando del congresista Devin Nunes, Republicano por California y partidario de Donald Trump desde muy temprano en la pre elección. El Congresista ocupa el cargo de Presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara, pero por conflictos de interés tuvo que retirarse de la investigación. Hace algunas semanas prometió con bombos y platillos hacer público un memorando que demostraría que investigación del fiscal independiente Robert Mueller es un montaje. El propio presidente dijo que el memorando básicamente lo exoneraría.

Pero el memorando no voló muy alto.

Ayer, los demócratas publicaron su propio memorando, en respuesta al de Nunes. Preparado hace algunas semanas, estuvo trancado en la presidencia y fue redactado en base a órdenes alusivas a la seguridad nacional.

Memorando o no, la investigación avanza y esta semana el fiscal independiente Mueller formuló cargos criminales contra 13 ciudadanos rusos y tres empresas. Aunque nadie espera que vayan a juicio, entre otras razones porque no existen tratados de extradición Rusia-EUA, la lista de cargos, reforzada con una descripción detallada de cómo los rusos ayudaron a impulsar la candidatura de Donald Trump, están destinados a blindar la investigación de los ataques políticos.

La injerencia rusa ha sido algo real y cercano a la Casa Blanca, muestran las imputaciones (y declaraciones de culpabilidad) de varias fichas importantes del entorno del presidente durante la campaña y los primeros días de la administración.

También cada día aumenta la posibilidad — algunos usan la palabra inevitabilidad — de un interrogatorio bajo juramento del presidente Trump, algo a lo que sus defensores creen podría ser fatal. Aunque las consecuencias de escudarse tras la Quinta Enmienda y no responder serían aún más fatales. Además, la administración enfrenta la presión de los movimientos por controles a las armas que surgieron de la última masacre estudiantil, en la Florida y la controversia sobre las credenciales de seguridad, que cuestiona la presencia de Jared Kushner, yerno de Trump e incapaz después de un año de obtener las suyas y quien sin embargo tiene acceso a la más alta información.

La posible salida de Kushner del círculo más íntimo a Trump es solo otra más de las complicaciones que afectan a esta Casa Blanca donde el gobierno se confunde con los negocios de la familia Trump. Están los dos presuntos romances del empresario Donald Trump con una actriz de porno y una conejita de Playboy, después de casado con Melania, que acarrean un enorme potencial destructivo todavía sin explotar. Está el estatus migratorio de los padres de la primera dama, a punto de nacionalizarse ciudadanos de EUA, y ahora los medios preguntan y sugieren que pudieron haber sido patrocinados por su hija. Lo más probable es que así haya sido — todo parte de la llamada “migración en cadena”, contra lo cual han despotricado Trump y los partidarios de la mano sobre la immigración.

Queda por verse a dónde desemboca todo ésto. ¿Será controlado por los republicanos y perderá fuerza, entre otras razones porque la economía sigue mejorando y la reducción de impuestos realmente impresionan al público?

¿Seguirá como un tornado que siembra destrucción y caos sin rumbo aparente?

¿Está construyendo el fiscal Mueller una pirámide, donde la base la forman las acusaciones contra los rusos, y capa por cada se va acercando al ápice que es el mismo presidente?

Todo esto mientras ya se habla de las elecciones congresionales de noviembre. Si los republicanos pierden la cámara de representantes que hoy dominan por 238 vs 193 ( más cinco vacantes), aumentan las probabilidades de un impeachment, que podría resultar en la salida de Trump.

Tal podría ser el próximo acto.

Nota: El impeachment, que consiste de un juicio político en el senado en base a una lista de acusaciones preparados en la Cámara, se ha usado en contra de la presidencia en tres previas ocasiones. Primero, Andrew Johnson, el sureño vicepresidente de Abraham Lincoln sobrevivió un juicio político por el senado, Eso fue en 1868. En 1998 Bill Clinton pasó por las mismas. Richard Nixon en 1974 dimitió de la presidencia luego de que una delegación de senadores republicanos le anunciara que perdería el juicio en el senado.

Dato curioso es que la elección presidencial que siguió cada uno de los impeachments perdió la Casa Blanca al partido del presidente juzgado.

Otra semana que pasó en EUA.

Carlos F. Torres

 

Carlos F. Torres
Director, El Molino Online
Pennsylvania EUA, 2/25/2018