Un racista llamado AaronEsta semana EUA conoció por nombre y apellido, profesión y dirección, a un racista que no le gusta que la gente hable español. Les grita con desprecio. Insulta en términos despectivos y humillantes.

Los amenaza.

Pero Aaron Schlossberg no logró amedrentar a nadie. Alguien lo grabó.

Y sufrió lo que se conoce como Karma Immediato, en lenguaje de internet.

New York decidió darle una buena lección, que culminó con una fiesta latina el viernes en la noche frente a su apartamento en el Upper West Side de Manhattan. En menos de 48 horas, había perdido su oficina, cuando los propietarios le pidieron el despacho que alquilaba, había tenido que esconderse de la prensa, y de sus colegas: Su nombre había quedado para siempre grabado en la ignominia.

Esta semana también se escuchó sobre otro racista, Michael Williams, quien quiere ser el gobernador republicano de Georgia y está haciendo campaña por la nominación de su partido en el llamado “autobús de las deportaciones”, que promete llenar de inmigrantes asesinos violadores, traficantes, secuestradores, abusadores de menores y llevarlos a México.

Ejemplos como tales son cada día más frencuentes en EUA y este lenguaje abiertamente racista, en que al inmigrante se le deshumaniza, es común entre algunos políticos. Por no decir los portales de la derecha del país — y si en ellos el lenguaje es ofensivo, solo hay que leer los comentarios de los lectores.

Se escribe con el racismo más abierto posible.

La pérdida total del decoro se ha acelerado con el equipo que desde enero 2017 ocupa la Casa Blanca.

También se ha perdido el disimulo, la semblanza de que existía un código de ética que regía la conducta de los dirigentes. Que limitaba el enriquecimiento abierto por parte de los políticos y sus familiares.

Claro que nunca se cumplió — pero no se veía con buenos ojos.

Con la presidencia de Donald Trump ese conflicto realmente no existe.

La requisición de los archivos de Michael Cohen, abogado de Trump e investigado por posible fraude bancario y lavado de dinero, muestran cómo logró contratos por millones de dólares con empresas que querían hacer negocios con la Casa Blanca. Abiertamente vendió acceso a la presidencia.

Pero va mucho más allá.

Jared Kushner, Ivanka Trump

La familia de Jared Kushner, el yerno del presidente, aparentemente ha coronado un negocio por más de mil millones con una compañía de Qatar,que los sacará de serios problemas que tienen con un edificio en la Quinta Avenida de Manhattan.

Kushner había intentando obtener fondos de la monarquía árabe en el pasado, y apoyó un breve bloqueo por las demás naciones árabes petroleras del área en 2017.

Se levantó el bloqueo. Y meses después llegaron los millones.

En una presidencia bajo investigaciones, en la que muchos de los cuadros de la campaña, como Donald Trump Jr., “no recuerdan” casi nada, y en la que han habido demasiadas “coincidencias”, algunos dirán que los millones de Kushner son una mera coincidencia.

Aún si fuera así, despide un asqueroso olor a podrido. Pero a quién le importa.

Otra semana que pasó en EUA.

Carlos F. Torres

 

Carlos F. Torres
Director El Molino Online
New York, NY, 5/20/2018