Entrado el decimoquinto (15avo) mes desde que asumió la presidencia, esta semana Donald Trump ordenó una serie de ataques en coordinación con el Reino Unido y Francia en contra de presuntos depósitos de los químicos que presuntamente se usaron el 4 de abril en Khan Sheikhoun en contra de civiles causando al menos 80 muertos.

En su alocución televisada televisada el viernes 13 de abril anunciando los ataques, el agotamiento era visible para el presidente, quien leyó sus palabras desde un teleprompter. Fue un discurso torpe, carente de elocuencia, en el que brilló por su ausencia la seguridad que irradia en los actos de masa y que tiene hipnotizado a segmento del electorado, del congreso, y de los medios.

Solo el lenguaje corporal del presidente dejó totalmente claro que la agobiante decisión de ordenar misiones de bombardeo a otro país, en medio de una situación altamente compleja en la que Rusia e Irán tienen gran influencia, no es lo único que ocupa la atención del presidente.

Al comienzo de la semana, el país fue sacudido por la noticia de que agentes del departamento de justicia, armados con todos los requerimientos legales emitidos por el Distrito Sur de New York habían allanado las residencias y oficinas de Michael Cohen, el abogado personal de Donald Trump. Cohen además ocupa un cargo en el departamento de finanzas del comité nacional del partido republicano.

Para fines de semana se sabría que por meses el Departamento de Justicia viene conduciendo una investigación criminal a Cohen, de quien se sabe que realizó pagos para callar a una estrella de porno, Stormy Daniels, que afirma haber tenido una relación con Donald Trump, quien lo ha negado. Se sospecha que él orquestó el silencio de Karen McDougal, la modelo de Playboy que también dice haber tenido una relación con el presidente.

Días después de la redada, renunció a su cargo en el partido republicano Elliot Broidy, para quien Cohen presuntamente negoció un acuerdo mediante el cual una modelo de Playboy abortó un hijo de ambos, recibió US$1.6 millones, y mantuvo la boca callada.

(Recordamos a nuestros lectores que el partido republicano se opone al aborto bajo cualquier circunstancia).

Cohen presuntamente conoce de cabo a rabo los negocios de Donald Trump con Rusia.

Y ahí en ese mundo turbio de oligarcas rusos, con propiedades en EUA, y todos los millones del mundo, es el área donde se cruzan los caminos de Cohen y Robert Mueller, el fiscal especial, que sigue escarbando sobre colusión con Rusia en la campaña presidencial y posterior obstrucción a la justicia.

Tal fue el disgusto de Trump cuando se enteró de que Cohen había sido allanado que inició la reunión con su estado mayor sobre Siria con una diatriba de ocho minutos, llamando el allanamiento una desgracia, un ataque contra América. Despotricó contra el Departamento de Justicia.

Ante la mirada atónita de los militares.

EUA se prepara para la eventualidad de los despidos del Fiscal Mueller, o el encargado de coordinar la investigación del Departamento de Justicia Rod Jay Rosenstein. Rosenstein ha dicho que ya no le angustia la probabilidad de que Trump lo despida.

El libro de James ComeyPor si fuera poco, esta semana comenzaron los medios a reseñar el libro “A Higher Loyalty: Truth, Lies, and Leadership” (Una lealtad más alta: Verdades, mentiras, y liderazgo), por James Comey, antiguo director del FBI, despedido por Trump en marzo 2017.

El despido de Comey, que resultó en la investigación por el fiscal Mueller, podría ser la base de la investigación sobre el crimen de obstrucción de la justicia. Comey llama al presidente un mentiroso total, falso, engañador, que maneja la Casa Blanca como un capo mafioso, de los que él (Comey) ha metido a la cárcel.

Tanto Trump, a través de Twitter, como su portavoz, Sarah Sanders, en conferencias de prensa, han denunciado enérgicamente al ex director.

ABC News obtuvo una extensa entrevista con él que se va a transmitir ante millones el 15 por la noche. Comey aparecerá en programas, noticieros, páginas web, podcasts. Varios cientos de miles de copias de su libro se han vendido antes de que llegue a las librerías. Se anticipan ventas de alrededor de 850,000 ejemplares durante los primeros días.

Lo anterior era solo parte de la carga que llevaba a cuestas Trump cuando pronunció su discurso al país.

Según informes del Pentágono todo salió muy bien para EUA — pero eso es lo que siempre dicen.

El propio presidente envió una mensaje en el mismo sentido por Twitter, el cual cierra con las palabras “Misión Cumplida”. Triste selección de palabras ya que fueron las mismas que empleara en 2003 el equipo de George W. Bush cuando, creyendo haber ganado la guerra de Irak al cabo de un par de meses de la invasión, organizaron todo un evento en un portaaviones.

No es esta la única coincidencia con la nefasta intervención en Irak: Esta semana fue la primera para el nuevo asesor de seguridad nacional del presidente, John Bolton, uno de los arquitectos de esa guerra.

Un daño colateral del ataque a Siria ha sido el distanciamiento (queda por verse qué tan serio) de la ultraderecha nacionalista de Trump. Fue denunciado ampliamente por los mismos medios y comentaristas que hace dos años apoyaban su candidatura porque él se oponía por principio a las intervenciones en el exterior.

Otra semana que pasó en EUA

Carlos F. Torres

 

Carlos F. Torres
Director, El Molino Online
4/15/2018