CongresoEUARepublicanos a la deriva. Esta semana vimos con inmisericorde claridad la “paralizante crisis” que aflije al Partido Republicano, resultado de intentos durante los últimos ocho años de sabotear cada aspecto de la política del presidente Obama.

El Congreso de la Nación, desde el año pasado bajo control del partido del elefante, se encuentra en la poco envidiable situación de no tener presidente.

A la deriva.

Pasado el sorpresivo golpe que obligó la renuncia de John Boehner, de la noche a la mañana y sin aviso previo su sucesor aparente, Kevin McCarthy, se ha negado a postularse para el cargo.

La razón no está del todo clara.

Algunos sostienen que metió las patas cuando dijo que las investigaciones a Hillary Clinton sobre el atentado en Benghasi tenían como primordial objetivo desprestigiar su candidatura — algo confirmado por un investigador republicano del comité que cantó.

Unos hablan de un romance extramatrimonial, con el detalle rastrero de que alguien alteró las páginas de Wikipedia del congresista y su presunta amante.

Pero todo parece ser el obrar del llamado Freedom Caucus, congresistas del Tea Party que consideran la dirección parlamentaria de su partido como un obstáculo para su agenda extremista.

Un culebrón.

Pero esos no son todos los males del GOP.

Entre la larga lista de candidatos a la nominación presidencial, Ben Carson, el neurocirujano que ha comenzado a subir en las encuestas, se destacó por las barrabasadas que le salieron de la boca. Primero insultó a las víctimas del ataque en la universidad de Oregón; y luego dijo que los nazis subieron el poder tras haber impuesto controles a las armas en Alemania años 30.

Aquellos republicanos que piensen que mal de muchos es consuelo, pueden señalar hacia la presidencia donde Obama enfrenta la enorme crisis de su política hacia Siria, Irak, el Estado Islámico.

Esta semana, el mundo vio una andanada de misiles rusos enviados desde el Caspio, contra posiciones tanto de ISIS como de los rebeldes que combaten contra el gobierno de Siria. Estos titulares desplazaron el fiasco del hospital de Médicos Sin Frontera destruido en Afganistán por la aviación de EUA.

Obama, a la defensiva por indeciso y por implementar una política que no ha logrado sino fracasos en la región por décadas, tuvo además que suspender para siempre el programa de adiestramiento de “rebeldes moderados”, que en un año y pico solo logró perder US$500 mil millones.

Esta tarde Obama saldrá en el programa 60 Minutes donde asegura a Steve Kroft que la intervención de Putin es una señal de debilidad rusa.

Sin comentario.

Para Hillary Clinton, por el otro lado, la semana ha sido positiva.

Si durante el verano el escándalo de los correos electrónicos acaparó titulares, a raíz del ataque en Oregon, la candidata pudo articular claramente su nueva política de control de armas en manos de particulares. También, como señalamos a comienzos de esta nota, ha quedado claro que el comité sobre Benghazi es ante todo un comité contra Hillary.

También dijo Hillary Clinton que cerraría la industria privada de prisiones, aunque activistas pro reforma migratoria cuestionan las donaciones que ha recibido de estos capitalistas que se benefician del encarcelamiento masivo de trabajadores sin documentos.

Así se preparan los candidatos demócratas para el primer debate de pre candidatos donde Hillary por primera vez enfrentará al socialista (sí y Demócrata también) Bernie Sanders, que le lleva presionando el flanco izquierdo. Igualmente participará, el antiguo gobernador de Maryland Martin O’Malley, el de Virginia, Jim Webb y el de Rhode Island, Lincoln Chafee (El vicepresidente Joe Biden sigue sin anunciar sus planes).

Mientras tanto, el New York Times publica en primera plana un extenso artículo que documenta cómo 158 familias de EUA, algunas de ellas vecinas, han comprado la elección presidencial. No importa quién gane.

Otro semana que pasó en EUA

Carlos F. Torres

Carlos F. Torres
Director, El Molino Online
New York, NY, Octubre 11, 2016